11 de abril : Día Mundial del Parkinson

Santo Domingo. –El 11 de abril se celebra el Día Mundial del Parkinson, para concienciar a la población acerca de esta enfermedad neurodegenerativa que afecta a millones de personas en el mundo.

Esta fecha coincide con el aniversario del nacimiento de James Parkinson, un neurólogo británico que en 1817 descubrió lo que en aquel tiempo denominó parálisis agitante y que hoy conocemos como enfermedad de Parkinson.

El objetivo de esta conmemoración es crear conciencia e informar a la población sobre esta enfermedad, con el fin de ayudar a las personas que la padecen, así como implementar acciones para la prevención o el retraso de la aparición de síntomas.

El lema de este año es “No des nada por sentado”, destacando la importancia de eliminar el estigma asociado a la enfermedad y visibilizar la diversidad de síntomas y realidades de quienes la padecen.

La Enfermedad del Parkinson (EP) o Mal de Parkinson es una alteración neurológica que se genera en el sistema nervioso central y se caracteriza por la pérdida prematura de las células del cerebro encargadas de producir una sustancia química llamada dopamina parálisis agitante.

Además, la OMS estima que la EP podría convertirse en el padecimiento grave más común para el año 2040, debido al aumento de sobrevida y enfermedades degenerativas, por esta razón el Mal de Parkinson es considerado como un problema de salud pública.

Este padecimiento se manifiesta entre la cuarta y sexta década de vida de las personas, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud. El 70% de las personas que la padecen tienen más de 65 años, mientras que 15% tienen 50 años y en menor cantidad, se han registrado casos en personas menores de 40 años (Parkinson juvenil.

A pesar de que continúan las investigaciones sobre este padecimiento, hasta la fecha se desconoce su origen, sin embargo, en 15% de los casos intervienen factores hereditarios.

Síntomas del Parkinson

Los síntomas de esta padecimiento van apareciendo de poco en poco, es decir, de manera crónica, progresiva y silenciosa, ya que se hacen presentes cuando células del cerebro ya se han dañado o muerto.

Algunos síntomas iniciales de esta enfermedad son: alteraciones del olfato, trastornos de la sensibilidad, del sueño, del estado de ánimo y trastornos viscerales, como el estreñimiento. Estos síntomas iniciales pueden presentarse hasta 10 años antes del inicio de los síntomas motores.

Los síntomas presentes en estados avanzados de la enfermedad son: alteraciones de la memoria, alucinaciones visuales, irritabilidad involuntaria y difícil de controlar, psicosis, delirio, ideas de daño y demencia.

 Síntomas de motricidad clásicos

Lentitud de los movimientos (bradicinesia)

Movimientos involuntarios cuando se está en reposo manifestados mediante temblores de manos, brazos, piernas, mandíbula y cara

Rigidez en brazos, piernas o tronco (hipertonía)

Problemas de equilibrio y coordinación

Alteración de la marcha y postura

Disminución del tono de voz

Tratamiento

El profesional de la salud que atiende esta enfermedad es el neurólogo, y será el encargado de prescribir el tratamiento más adecuado para el paciente, de acuerdo con su edad, actividades y fase en la que se encuentre el padecimiento.

Esta enfermedad se controla de manera sintomática a través de fármacos. Asimismo, se trata con terapias de rehabilitación y ocupacional. La primera incluye ejercicios, fisioterapias y actividades que mejoran los componentes del habla, de la voz, dicción, deglución y respiración.

La terapia ocupacional da apoyo a los pacientes en el desarrollo de actividades básicas diarias, así como terapias psicológicas, emocionales y estimulación cognitiva.

De igual manera, este padecimiento se puede tratar mediante un procedimiento quirúrgico llamado estimulación cerebral profunda, en el que se le coloca al paciente un sistema similar a un marcapasos en las áreas del cerebro que controlan el movimiento del cuerpo.

 

Prevención

 Realizar actividad física de manera regular con el propósito de fortalecer nuestro cuerpo y mejorar nuestro equilibrio

Dormir suficientes horas al día

Llevar una alimentación saludable

Controlar el estrés

Mantener el cerebro activo mediante lecturas o actividades cognitivas

Los avances que se han producido en los últimos años han permitido una ralentización de su evolución mediante el desarrollo de fármacos, el tratamiento quirúrgico y otras terapias.

El objetivo actual de las líneas de investigación es identificar sujetos en las dos primeras fases, antes de que la enfermedad clínica del Parkinson aparezca. Esto permitirá evaluar los mecanismos fisiopatológicos que inducen a la conversión de una fase en otra, para así poder evitarlos o paliarlos.