La psoriasis es una enfermedad inflamatoria sistémica que tiene como resultado la aceleración del recambio celular en la piel, lo que provoca placas con escamas y manchas rojas que causan picazón y, en ocasiones, dolor.
La mayoría de los tipos de psoriasis se manifiestan en brotes que pueden durar semanas o meses, y que pueden disminuir o desaparecer si se toman las medidas necesarias. Aunque la psoriasis no tiene cura, es posible controlarla y mantener una condición de vida normal.
Una inflamación más allá de la piel
La psoriasis puede manifestarse en cualquier momento, aunque es más común entre los 15 y 35 años. Factores como el estrés, ciertas infecciones y algunos medicamentos suelen desencadenar la aparición de lesiones en personas con predisposición genética.
La psoriasis se da por un desorden del sistema inmune que provoca una inflamación generalizada en todo el cuerpo. Esto se traduce en afectaciones a otros órganos y áreas del cuerpo, incluidas las uñas, las palmas de las manos y las plantas de los pies, el cuero cabelludo y el sistema esquelético (incluida la columna vertebral y las articulaciones).
La psoriasis puede además conducir a padecer problemas graves como la artritis psoriásica, enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y obesidad.
Esto, además de los problemas de salud mental que se dan por la estigmatización y la alta carga emocional, lleva a muchos pacientes a aislarse e inclusive ausentarse de sus trabajos, generando episodios de ansiedad y depresión.
Según una publicación del National Institute of Health, el 48% de los pacientes reporta dificultades para dormir, el 36% tiene problemas al usar las manos, el 35% experimenta falta de energía para actividades sociales y el 29% reportan problemas en su actividad sexual.
Asimismo, los pacientes con afectaciones en las palmas de los pies experimentan dolor para caminar o estar de pie.
La psoriasis es una desalentadora enfermedad que muchas veces no recibe la atención que merece. Este es un padecimiento sistémico, crónico y autoinmune, con un alto costo económico, social y emocional.
Requiere un abordaje multidisciplinario, un plan de tratamiento individualizado y un compromiso del paciente por cuidar la adherencia a su terapia y asistir a los controles.
También requiere la atención de los sistemas de salud, pues es sabido que la interrupción del tratamiento puede tener consecuencias graves en la salud de los pacientes, lo que además les niega la posibilidad de vivir una vida normal:
Así lo afirmó la médico dermatóloga Alina Hernández.
Estadísticas
Tanto la psoriasis como la artritis psoriásica pueden comenzar simultáneamente. Inclusive, con menos frecuencia, la artritis psoriásica puede existir por sí sola o antes de los síntomas cutáneos.
Algunos de los síntomas de la artritis psoriásica son: dolor en las articulaciones como los tobillos, las rodillas o los codos; articulaciones inflamadas, dolorosas o rígidas; dolor de espalda cerca de la columna vertebral; rigidez matutina; inflamación en todos los dedos de las manos y de los pies; uñas picadas, desmoronadas o infectadas.
La artritis psoriásica causa dolor, rigidez e hinchazón de las articulaciones y puede provocar daños articulares graves y permanentes si no se trata.
El impacto oculto de la psoriasis
- Lo que pareciera para muchos una enfermedad cosmética de la piel, es en realidad un padecimiento autoinmune, crónico e inflamatorio, que afecta a diversos órganos, y que se asocia con enfermedades discapacitantes tales como artritis psoriásica, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico, obesidad, ansiedad y depresión.
- Se estima que más de 200,000 personas viven con psoriasis en República Dominicana, sin embargo, no se cuenta con cifras oficiales y se desconoce el nivel de sub-diagnóstico. Tampoco existe certeza de cuántos pacientes están en tratamiento o se encuentran controlados.
- Esta enfermedad genera importantes costos al sistema debido a las hospitalizaciones que se dan en casos graves, las comorbilidades asociadas, el ausentismo laboral, no solo por controles o monitoreos, sino por las afectaciones que tiene la autoestima y la salud mental.
- El impacto de la psoriasis en la calidad de vida trasciende de la estigmatización: pacientes reportan problemas para dormir, usar sus manos en actividades cotidianas, agotamiento, problemas para caminar, dolencias al estar de pie o sentados por prolongados periodos de tiempo, y afectaciones en la actividad sexual en general.
¿A quién acudir?
El dermatólogo es el especialista indicado para diagnosticar y tratar la enfermedad. El podrá crear un plan de tratamiento que satisfaga las necesidades individuales, lo que incluye aliviar los síntomas como la picazón, mejorar la apariencia de la piel y derivar a otros especialistas cuando así lo defina.
La psoriasis, al ser una enfermedad sistémica, requerirá un abordaje multidisciplinario que podrá incluir un reumatólogo para tratar la artritis psoriásica si se llega a presentar, así como especialistas en salud cardiovascular y mental, entre otros.
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