Redacción.-Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 2.000 millones de adultos en el mundo tienen exceso de peso con una tendencia ascendente en los próximos años. La obesidad es un problema de salud pública a nivel global. De hecho, la OMS lleva muchos años reconociendo la necesidad de acabar de manera urgente con esta crisis mundial. Científicos descubren neuronas que podrían tratar la obesidad
Muchas personas recurren a diversos medicamentos para intentar hacer frente a esta enfermedad. La liraglutida (Saxenda), la semaglutida (Ozempic y Wegovy), la tirzepatida (Mounjaro) son algunas inyecciones que regulan el apetito y muchos están comenzando a usarlas.
A pesar de que los principios activos de estos medicamentos están destinados al tratamiento de la diabetes tipo 2, entre sus efectos secundarios destaca la pérdida de peso. Ahora bien, aunque los cuatro medicamentos están disponibles en España, ninguno es financiado por la sanidad pública para la pérdida de peso.
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Los científicos siguen en la búsqueda de tratamientos efectivos contra la obesidad. Un avance significativo ha sido el descubrimiento de un tipo de neurona específica en ratones que podría tener un papel fundamental en el control del apetito. El estudio, desarrollado por investigadores de la Universidad de Columbia y publicado en la revista científica New Scientist, ha descubierto que estas células –halladas en el tronco encefálico de los ratones– parecen detectar distintas señales relacionadas con la ingesta de alimentos y envían una orden para detener la alimentación.
Una hormona que regula el apetito
En la investigación, los científicos lograron identificar neuronas que producen colecistoquinina, una hormona que regula el apetito. Para ello, observaron a los ratones mientras realizaban actividades diarias. En este sentido, descubrieron que la actividad de estas neuronas aumentaba cuando los ratones daban un bocado de comida y después disminuía. Asimismo, estas neuronas respondían a estímulos sensoriales como el olor, el sabor de los alimentos y la sensación de saciedad.
La universidad estadounidense probó la función de estas neuronas a través de optogenética, una técnica que combina genética y luz para controlar la actividad de neuronas y otras células. Cuando estimulaban las neuronas de los ratones, los investigadores observaron que los animales comían más despacio y reducían la cantidad de alimentos que ingerían. Además, según el estudio, a medida que la activación se intensificaba, los ratones dejaban de comer por completo.
¿Y en humanos?
Según Clotilde Vázquez, jefa del departamento de endocrinología y nutrición de la fundación Jiménez Díaz, es probable que “los humanos tengamos estas neuronas” aunque todavía no se conoce “qué funciones han adquirido en seres biológicos más evolucionados, como las personas”.
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La experta ha señalado en el programa En casa de Herrero, de esRadio, que son necesarios “más estudios preclínicos en los mismos ratones antes de pasar a ensayos clínicos con humanos”. En este contexto, para la creación de este medicamento “el primer paso fue el descubrimiento de las hormonas gastrointestinales que actúan en otras neuronas que están en el hipotálamo central y medial y cuentan con interruptores de la saciedad”. Tratar la obesidad
Un medicamento que puede llegar en 5 años
De hecho, medicamentos así ya se han descubierto, como el famoso Ozempic. Aunque según la experta, “estas nuevas neuronas podrían ser aún más potentes”. Sin embargo, estos tratamientos provocan “una saciedad muy importante” lo que hace que “las personas dejen de comer y el organismo se acostumbre”. Esto puede llegar a provocar “un efecto rebote”, por lo que los hallazgos del estudio podrían servir a “las personas que no responden bien a los tratamientos actuales”, según ha explicado Vázquez.
Si en un futuro se llega a comercializar un medicamento que activase estas neuronas sería “una herramienta muy buena” para aquellas personas que “no pueden controlar el hambre” ya bien sea “por costumbre, por el estrés de la vida diaria o porque los neurotransmisores no funcionan bien”.
Por el momento, solo se han investigado estas neuronas en ratones, aunque según la experta, “el salto a ensayos clínicos podría ser pronto, en un año o año y medio”. Para que se comercialice, habrá que esperar un poco más: “Se necesitarán unos cinco años para que el tratamiento llegue a la fase 3 o la fase 4”, ha expresado Vázquez. Tratar la obesidad
