Dr. José de Jesús Ravelo de la Fuente

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En este texto el experto en oftalmología e historia de la medicina en República Dominicana, doctor Herbert Stern, resume la vida profesional de de uno de sus colegas.

Les dejamos el artículo:

Este distinguido médico dominicano nació en Santo Domingo, en enero del 1907. Realizó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, y se recibió de bachiller en ciencias físicas y naturales, en la escuela Normal Superior de Santo Domingo.

Ingresó en el 1926 a la Universidad de Santo Domingo, en donde se graduó de licenciado en cirugía y medicina en el 1933.

Recibió su exequátur de ley en el 1935 y en ese año fue designado como primer teniente del Cuerpo Médico del Ejército Nacional. En el 1938 fue nombrado como médico sanitario provincial en Montecristi.

En el período 1939 al 1941, fue encargado del laboratorio del hospital de niños “Ramfis” en la entonces Ciudad Trujillo. Se desempeñó también como médico bacteriólogo del hospital Militar “Dr. Enrique Lithgow Ceara, Ejército Nacional”.

En el 1945, realizó una maestría en Salud Pública en la escuela de higiene y salud pública en la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore, Estados Unidos. Fungió como subdirector de la división de malariología en la Secretaría de Sanidad y Beneficencia.

El doctor Ravelo, se mantuvo actualizándose, tomando cursos de aislamiento primario de bacterias intestinales, en Atlanta; en diagnóstico de la rabia en Alabama; estudios de diagnóstico de la brucelosis, en Palo Alto; sobre diagnóstico de laboratorio de la tuberculosis, en el Centro de Enfermedades Transmisibles, en Atlanta, Georgia.

Además, cursos sobre tipificación de salmonellas, shigellas y e. Colli, celebrado en el Instituto de investigaciones pecuarias en Palo Alto, México. Todos estos cursos en la década del 1950.

En esa misma década, representó al país en varios congresos, como delegado a la conferencia de rabia del Caribe, celebrado en Jamaica en el 1950, o el primer congreso interamericano de higiene, celebrado en La Habana, Cuba en el 1952.

En el 1962, formó parte del “Curso de estadística para médicos clínicos”, patrocinado por la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social.

En su trayectoria tuvo una importante impronta en la docencia. Participó como profesor en diferentes cursos, como en el 1962 el primer curso de adiestramiento en bacteriología general, auspiciado por la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social.

También en el 1970, participó en el curso sobre elementos de inmunofluorescencia, en un proyecto de la ONU-UASD, auspiciado por la división de ganadería en la Secretaría de Estado de Agricultura.

En el 1973, fue profesor en el “Cursillo de adiestramiento en bacteriología diagnóstica” celebrado por la Secretaría de Estado de Salud Pública y Asistencia Social.

En 1977, dirigió el seminario taller de microbiología, con el tema de bacilos gram negativos no fermentadores, organizado en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña.

Fue además, profesor de la escuela de análisis clínicos de la facultad de farmacia y ciencias químicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

En la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, fue profesor de microbiología y director de la escuela de Tecnología Médica.

También ocupó el cargo de director del Laboratorio Nacional de Salud Pública “Dr. Defilló”, el más importante de nuestra Red Pública de Salud.

Entre sus publicaciones, destacan los dos trabajos que publicó en el 1948 en la Revista Médica Dominicana, sobre Salmonelosis en la República Dominicana. En marzo de 1950 y en ocasión del VI Congreso Médico Dominicano, publicó el primer caso autóctono de brucelosis humana diagnosticado bacteriológicamente en la República Dominicana.

De igual forma, publicó un interesante trabajo sobre la Schistosomiasis en la República Dominicana. El doctor Ravelo, fue miembro de la Sociedad Americana de Medicina Tropical, de la Asociación Médica Dominicana, de la Academia Dominicana de Medicina, así como de la Sociedad Dominicana de Patología Clínica. Una vida ejemplar, que dejo marcadas a varias generaciones de sus alumnos.

Por el doctor Herbert Stern