Asegurar una buena hemodinámica, evitar al máximo los nefrotóxicos, así como las infecciones hospitalarias, son algunos de los pilares de la prevención y manejo de la lesión renal aguda (LRA), según estableció la nefróloga-internista Josefina Méndez Martínez en la VI Jornada de Enfermería.
Durante su exposición “Lesión renal aguda, cuidados de enfermería”, la especialista manifestó que promover la aceleración de la recuperación de la función renal evita mayor estancia hospitalaria y disminuye la mortalidad.
Explicó que la clasificación de la lesión renal crónica se produce según el lugar de aparición, por ejemplo la adquirida en la comunidad e intrahospitalaria, según el volumen urinario: no oligúrica (con una producción de más de 400 ml de orina por día), oligúrica (100 a 400 ml de orina por día) y anúrica (menos de 100 ml de orina por día).
Dijo que la enfermedad renal aguda (ERA) es el síndrome heterogéneo definido por la rápida (de horas o días) disminución de la tasa o índice de filtración glomerular (TFG) dando como resultado la retención de los productos de desecho del metabolismo, incluyendo urea y creatinina, y la desregulación de fluidos, electrolitos y la homeostasis ácido-base.
Manifestó en la Insuficiencia Renal Aguda (IRA) se produce pérdida de la capacidad renal para eliminar productos de desecho metabólico, mientras que Lesión Renal Aguda (LRA) refleja todo el espectro de alteraciones que se suceden durante la IRA.
La lesión renal aguda (LRA) se define como el aumento de la creatinina sérica, mayor o igual a 0.3 mg/dl dentro de 48 horas; o el incremento de 1.5 veces el valor de la creatinina sérica que se sabe o se presume que habrían tenido lugar dentro los 7 días previos. También cuando se produce un volumen de orina menor o igual a 0.5 ml/kg/h durante 6 horas.
La doctora Méndez Martínez explicó que la lesión renal aguda también se clasifica según la etiopatogenia: prerrenal, intrínseca y post-renal. Dijo que lesión renal aguda Prerrenal es la causa más común de LRA y representa aproximadamente el 55% de todos los casos.
Expresó que la Lesión renal aguda intrínseca representa 30-40 % y causa daño en una o más de las estructuras anatómicas que componen el parénquima renal, en tanto que la Lesión renal aguda Post-renal representa menos de 5% de los casos, resultante de la obstrucción y la velocidad y la magnitud de la recuperación funcional depende de la extensión y duración de la obstrucción.
Dijo que para realizar una evaluación de la lesión renal aguda es necesaria la realización de una historia clínica detallada, una exploración física minuciosa, así como la utilización de las diferentes pruebas diagnósticas complementarias de forma escalonada en función de su eficacia e inocuidad para el enfermo.
En el soporte y manejo hemodinámico, los objetivos fisiológicos son varios, entre estos el retorno de la presión arterial media > 65 mm Hg, que la presión venosa central entre 8-12 mm Hg, que mejore en los niveles de lactato en sangre, la saturación venosa central de oxígeno (ScvO2) > 70% y la salida de orina de> 0.5 ml / kg / h.
Cuidados de enfermería
La doctora Martínez manifestó que entre los cuidados de enfermería figuran vigilar signos vitales, balance hídrico estricto, vigilar patrón respiratorio, reposo más respaldo a 30°, dieta para paciente con insuficiencia renal (que en general debe estar compuesta de 10 – 15% de proteínas, 55- 70% de carbohidratos y 20 -30% de lípidos), peso cada día, esto si la condición del paciente lo permite, cuidados de sonda trans-uretral (si es necesaria), diluir los fármacos indicados al límite de su solubilidad para reducir el aporte de líquidos, cambios de posición, dependiendo de la condición del paciente.
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Para la prevención primaria la especialista manifestó que es necesaria la expansión de volumen, vasopresores, mantener un control glicémico estricto, prevención de la nefropatía inducida por contraste yodado, así como reajuste de medicamento TFG.
En tanto que en la prevención secundaria hay que seguir tratamiento específico de la lesión renal aguda (LRA), así como asegurar una buena hemodinámica con una adecuada perfusión renal es el pilar de la prevención.
Biomarcadores de lesión renal aguda
La especialista manifestó que cuando se trate del biomarcador NGAL la procedencia es de orina y plasma, la característica es filtrada libremente por el glomérulo reabsorción en el túbulo próxima tiene las ventajas de que se incrementa 1 a 2 horas posteriores a la lesión.
En tanto que cuando se trate del biomarcador IL-18 procedente de la orina características citosina proinflamatoria se produce posterior a la lesión de las células epiteliales del túbulo proximal, da la ventaja de que se incrementa 4 a 6 horas posteriores a la lesión.
Si el biomarcador es KIM-1 procedente de orina con características glucoproteína transmembrana expresada posterior a la lesión celular de las células epiteliales del túbulo proximal, produce la ventaja de que se incrementa en lesiones por isquemia.
Cuando el biomarcadores L-FABP procedente de la orina, con características de citosol sintetizada en el hígado, tiene la ventaja de que se incrementa 4 horas posteriores a la lesión.
Cuando se trata de la Cistatina C procedente de orina y plasma, de característica filtrada de manera libre a nivel glomerular sin reabsorción tiene las ventajas de que se incrementa posterior a la disfunción tubular proximal.