Aunque el mundo esté cada vez más globalizado y los avances científicos y tecnológicos hayan dado pasos agigantados, la ciencia cada día enfrenta enormes retos. Uno de ellos es la alarmante cifra de muertes a causa de bacterias que no se han podido atacar.
Según el portal especializado PMFarma de España, al menos 33 mil europeos mueren anualmente por infecciones con bacterias resistentes a los antibióticos.
Tales datos se desprenden de la investigación realizada por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), que determinó la incidencia de cinco tipos de infecciones causadas por bacterias resistentes a los antibióticos de interés para la salud pública en la Unión Europea y en el Espacio Económico Europeo (UE/EEE).
La cifra de 33 mil personas que mueren cada año en Europa como consecuencia directa de una infección por bacterias resistentes a los antibióticos, es realmente alarmante y preocupa a la comunidad científica farmacéutica.
El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) estima que el registro de muertes por esta causa tiene una incidencia comparable a la de la gripe, la tuberculosis y el VIH combinados.
La carga de la enfermedad se mide en número de casos, muertes atribuibles y años de vida ajustados por discapacidad (AVAD). Estas estimaciones se basan en datos de la red europea de vigilancia de resistencia a los antimicrobianos (EARS-Net) de 2015.
El estudio del ECDC reveló que la incidencia estimada de infecciones con bacterias resistentes a los antibióticos en Europa ha aumentado considerablemente desde el año 2007. «Nuestro estudio ha demostrado que la contribución de varias bacterias resistentes a los antibióticos varía enormemente entre los países, destacando así la necesidad de estrategias de prevención y control adaptadas a las necesidades de cada país europeo», apuntan los autores en su artículo publicado en la revista ‘The Lancet Infectious Diseases’.
Atención en medidas preventivas
A manera de reducir el 75% de la carga de la enfermedad el estudio plantea acudir primeramente a la asistencia médica y adoptar medidas adecuadas de control de la infección sin dejar a un lado la administración de antibióticos.
Los investigadores advierten que cuando las infecciones bacterianas son tratadas con antibióticos de última línea, como los carbapenems y la colistina y éstos no resultan efectivos, es extremadamente difícil o, en muchos casos, imposible tratar las infecciones.