La Asociación de Representantes, Agentes y Productores Farmacéuticos (ARAPF), considera necesario para la salud de la población mantener las condiciones para que las vitaminas continúen siendo accesibles.
Estimó que es necesario que los seres humanos la incluyan como parte de sus hábitos de cuidado, sobre todo, en los grupos vulnerables como mujeres embarazadas o en estado lactante, niños y envejecientes, donde estos productos adquieren vital importancia.
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Los componentes vitamínicos y nutricionales que contienen estos medicamentos son vitales para las mujeres que están buscando un embarazo, las embarazadas y para las que se encuentran en proceso de lactancia.
Aquí también no se puede dejar de mencionar su relevancia en los primeros años de vida, como catalizadores de los procesos químicos y para mejorar la actividad celular, y en los envejecientes, para prevenir enfermedades frecuentes en esta etapa de la vida.
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Se debe destacar la importancia de la vitamina A, que contribuye al cuidado de la vista, del corazón, los pulmones y el riñón. De igual forma, la vitamina B trabaja con el metabolismo y en la obtención de energía.
Asimismo, la vitamina C, aparte de ser conocida por su poder antioxidante y la eficacia de reforzar el sistema inmunológico, promueve la curación, forma tejido cicatricial y ayuda al cuerpo a absorber el hierro; por otro lado, la vitamina D, al igual que la C, repara y mantiene el cartílago, los huesos y los dientes, además, juega un papel importante en el sistema nervioso.
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La vitamina E ayuda a prevenir el desarrollo de enfermedades crónicas y el envejecimiento; mientras que, la vitamina K optimiza los niveles de insulina y ayuda a que se coagule de manera correcta.
Las dosis de vitaminas, que se determinan según su edad, sexo, peso y estatura, se pueden obtener a través de una alimentación equilibrada; sin embargo, siguen siendo una opción viable para aquellos que tienen dietas de bajas calorías, poco apetito, o no comen ciertos alimentos
