Se trata de un casco que, gracias a un sistema de microondas, visualiza la causa del ictus. Es capaz de diferenciar si el accidente es por un coágulo o una hemorragia. Este mecanismo se usaría en la ambulancia cuando el paciente es trasladado al hospital. De momento, el dispositivo está en pruebas y deben realizarse más estudios.
La obesidad, el estrés, los malos hábitos… Son factores que subyacen a las enfermedades cardiovasculares y que están haciendo que estos problemas se disparen en los últimos años. Los accidentes cerebrovasculares, también conocidos como ictus, pueden propiciar un daño en el cerebro que conlleva, en muchos casos, discapacidad e incluso la muerte.
Detectar lo antes posible que este trastorno se está produciendo es una de las mejores maneras para reducir el daño neurológico y evitar las secuelas. Investigadores de varias universidades y hospitales suecos han desarrollado una nueva estrategia para permitir que estos pacientes reciban antes el tratamiento adecuado.
Los accidentes cerebrovasculares pueden dividirse principalmente en dos grupos. Uno está constituido por aquellos cuya causa se debe a un trombo o coágulo que bloquea el flujo sanguíneo y, como consecuencia, se produce la muerte neuronal de esa zona. En este caso, la mejor terapia es la administración precoz de fármacos fibrinolíticos para disolver el coágulo y restablecer la circulación. Sin embargo, antes de aplicar esta terapia los médicos deben asegurarse de que se trata de ese tipo de ictus porque el segundo gran grupo de estos problemas se debe a una hemorragia cuando un vaso del cerebro se rompe. En estos casos, tratar al paciente con un fibrinolítico sería totalmente contraproducente ya que ampliaría el tamaño de la hemorragia.
Para poder diferenciar qué tipo de ictus es el que presenta el paciente, pues en los dos casos los síntomas son similares, los médicos deben esperar a que el enfermo esté en el hospital y una vez allí hacerle un escáner (denominado TAC) o una resonancia magnética. Y sólo entonces, iniciar el tratamiento adecuado para cada caso.
El problema es que en este proceso se escapan muchos pacientes al tratamiento del ictus isquémico porque este debe aplicarse en las primeras horas tras producirse el accidente cerebral, de hecho se estima que sólo el 2% de los pacientes pueden ser tratados en las tres primeras horas. Sin este tratamiento, el daño será mayor y se producirá más discapacidad. Se estima que el coste relacionado con los problemas derivados del ictus en 2010 fue de 64.000 millones de euros en Europa.
La propuesta que hacen investigadores de la Universidad Tecnológica Chalmers y del Hospital Universitario Sahlgrenska (ambos en Suecia) es adelantar este diagnóstico lo antes posible haciéndolo en la ambulancia que traslada al paciente a las urgencias para que cuando llegue al hospital el siguiente paso sea la administración del tratamiento.
Para conseguirlo, estos investigadores han desarrollado un casco que funciona con un sistema de microondas y un algoritmo matemático con el que pueden visualizar si el paciente ha sufrido una hemorragia o si su ictus es isquémico. El gorro lleva incorporadas unas antenas que emiten una radiación electromagnética a baja intensidad, menos de una centésima parte de la radiación a la que se está expuesto cuando se habla por un teléfono móvil. En realidad, las antenas actúan como transmisores y receptores. Las microondas se analizan y traducen por algoritmos matemáticos, para reconstruir una imagen. Esta imagen muestra el contrate entre sangre y materia gris y blanca del cerebro y esto permite realizar el diagnóstico.
Fuente: www.residenciasmedicasrd.com