Dolor en las plantas de los pies y talones, dolores de espalda baja, particularmente en la zona lumbar, que se alivian con la actividad física, y rigidez matutina en la espalda son algunos de los síntomas que los pacientes con espondilitis anquilosante experimentan y que frecuentemente confunden con otras enfermedades.
Así lo confirmó la gerente médica de Novartis para Centroamérica y el Caribe, doctora Yendry Rojas, quien agregó que “el desconocimiento de la enfermedad hace que muchas personas no tengan un diagnóstico apropiado; visitan al especialista incorrecto o se automedican en un intento por disminuir el dolor, sin lograr una atención adecuada de su condición.
Explicó que algunos pacientes tardan varios años en lograr un diagnóstico correcto; mientras tanto, su enfermedad continúa avanzando.
Aún no existe una cura, pero si la enfermedad se trata a tiempo, el paciente tendrá mayores posibilidades de controlar su condición adecuadamente y tendrá una mejor calidad de vida”, detalló la doctora.
Sostuvo que la espondilitis anquilosante es una enfermedad crónica que causa dolor e inflamación en las articulaciones ubicadas entre las vértebras y las articulaciones sacroilíacas (la región donde la columna vertebral se encuentra con la pelvis).
En ocasiones, los brazos y las piernas también se pueden ver afectados. Cerca del 70% de los pacientes con espondilitis anquilosante severa pueden experimentar una fusión vertebral, lo que reduce significativamente su movilidad y su calidad de vida.
Aseguró que las causas de la enfermedad aún no son del todo claras, sin embargo, se ha demostrado que está relacionada con la hiperactividad del sistema inmune y de manera directa, con la citocina IL-17A.
Esta citocina es amplificadora de la entesitis, que es la inflamación del área en la que se unen el hueso y tendón.
Explicó que para el paciente, esto se traduce en un fuerte dolor en las plantas de los pies o el talón, o bien, en otros lugares donde es posible sentir el tendón unido al hueso, como las rodillas y los codos, entre otros.
En algunas ocasiones, el dolor no es tan evidente y quizá solo sea posible percibirlo con una palpación de rutina que realiza el médico como parte de la evaluación clínica o bien a través de las imágenes de ultrasonido. Asimismo, los pacientes pueden reportar rigidez de espalda, dolor, restricción del movimiento y fatiga.
“Los pacientes que presenten algunos de los síntomasdescritos deben visitar a un reumatólogo y juntos podrán evaluar los tratamientos innovadores disponibles que ofrezcan soluciones sostenibles, rápidas y seguras para ellos” señaló Irene Arguedas, Directora de Asuntos Corporativos de Novartis para Centroamérica y el Caribe.
Qué sabemos de la espondilitis anquilosante?
Mito: La espondilitis anquilosante es una enfermedad muy poco frecuente.
Realidad: La espondilitis anquilosante es mucho más común que enfermedades como la leucemia, distrofia muscular o la fibrosis quística. Se calcula que actualmente, en Latinoamérica, 12,2 de cada 10.000 personas padece la enfermedad.
Mito: La espondilitis anquilosante es una enfermedad progresiva que siempre termina en la fusión de la columna.
Realidad: El progreso, así como los síntomas y la severidad de la enfermedad varíande paciente en paciente.En cualquiera de los casos, la detección temprana puede hacer la diferencia.
Mito: La espondilitis anquilosante solo se presenta en personas mayores.
Realidad: Los primeros síntomas de la enfermedad suelen manifestarse entre los 17 y 35 años;solo el 5% de los pacientes presentan síntomas después de los 45 años.
Mito: La espondilitis anquilosante no afecta a las mujeres.
Realidad: La espondilitis anquilosante es 3 veces más común en hombres. Las mujeres también pueden padecerla, aunque evoluciona más lentamente en ellas.
Mito: Nada se puede hacer para ayudar al paciente.
Realidad:Aunque es una enfermedad que no tiene cura, un diagnóstico temprano puede prevenir tratamientos erróneos y disminuir la progresión de la enfermedad. Un reumatólogo es quien debe diagnosticarla enfermedad a través de la valoración de los síntomas, exámenes de sangre y radiografías. Iniciar el tratamiento médico adecuado puede minimizar los síntomas y reducir el riesgo de discapacidad y deformidad. Existen tratamientos biológicos novedosos que pueden ayudar al paciente.