San José.- Aunque en 2014 los países de la región se comprometieron a invertir más del 6% de su PIB en este sector, muy pocos lo han logrado. Sin embargo, gastar más no necesariamente es tener mejores condiciones de salud.
Uruguay, Costa Rica y Cuba son los únicos países latinoamericanos que cumplen el acuerdo regional suscrito en 2014 de invertir más del 6% de su Producto Interno Bruto (PIB) en salud, mientras Colombia y Ecuador están cerca de alcanzar esa meta.
Así lo señala un estudio publicado en la Revista Panamericana de la Salud Pública según el cual la inversión promedio para ese sector en Latinoamérica y el Caribe es de 3,8 por ciento PIB regional.
“Hace 10 años, el gasto en salud representaba el 2,5 por ciento del PIB. Hemos crecido muy poco en la región y si no hacemos algo, no vamos a llegar a cumplir esa meta que nos propusimos”, señaló a SciDev.Net, Camilo Cid Pedraza, asesor de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en economía de la salud y financiamiento, y autor principal de la investigación.
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El estudio advierte que los estados necesitan incrementar el gasto destinado a salud en toda la región y requieren hacerlo pronto y con objetivos definidos si quieren cumplir el plan trazado en un encuentro latinoamericano realizado en octubre de 2014 bajo el auspicio de la OPS, en procura de un sistema de salud con cobertura y acceso universal.
La inversión en salud de Uruguay, Costa Rica y Cuba, es de 6,1, 6,8 y 10,6 por ciento, respectivamente, de su PIB. Canadá (7,4) y Estados Unidos (8,3) son las otras naciones del continente americano que también se encuentran por encima de la meta regional.
“Queríamos mostrar un panorama de cómo se encuentra la región y nos centramos en la variable del crecimiento económico, porque se ha repetido mucho que en la medida en que crezcan las economías, puede haber un mayor espacio para la salud, pero esa no puede ser la única fuente de financiamiento”, agregó Cid Pedraza.
La investigación recopiló los gastos de salud hecho por cada uno de los países de América en el año 2014 y luego proyectó cuánto tiempo necesitarían estas naciones con esa misma política pública para alcanzar la meta regional, en función de las estimaciones económicas hechas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para el período 2016 a 2021.
Rumbo impreciso
El resultado es poco alentador. Colombia y Ecuador, con gastos de 5,4 y 4,5 por ciento del PIB, son los dos países que están más cerca de alcanzar la meta regional asociada al gasto en salud, pero si solo lo confían a su crecimiento económico lo lograrán en el año 2024 y 2026 respectivamente.
Perú solo llegaría a ese nivel de gasto al final del siglo XXI, es decir, en el año 2100. Venezuela y Argentina, en cambio, nunca lograrán cumplir este objetivo, a partir solamente del crecimiento de sus economías nacionales.
Para el experto en políticas públicas y miembro de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela, Marino González, el problema es aún más grave si se considera que el foco debería centrarse en cuál es el objetivo que persigue cada dólar que se invierte en salud y, no solo en el monto total del presupuesto de cada país.
“Gastar más no necesariamente es tener mejores condiciones de salud. Chile, por ejemplo, es el país con la mortalidad materna más baja de toda la región y apenas gasta un tercio del monto de Cuba. Costa Rica tiene un gasto mayor que Chile y también tiene una mortalidad materna superior. Lo que deberíamos preguntarnos es cómo Chile gastando la mitad tiene un mejor desempeño de sus variables claves de salud”, explicó González a SciDev.Net.
Las estadísticas de la OPS confirman que Chile, con apenas 14 muertes maternas por cada 100.000 habitantes, ocupa el lugar de honor en la estadística latinoamericana con la mortalidad materna más baja de la región. Lo siguen Uruguay (23 madres) y Costa Rica (27 madres), mientras que en Cuba hay 42 muertes maternas por cada 100.000 habitantes, a pesar de ser el único país de la región en gastar casi el doble de la meta regional (10,6 por ciento de su PIB).
González insistió en que un primer paso en la dirección correcta es invertir en conocer cuáles son las causas claves de las enfermedades que más afectan a las poblaciones de cada país latinoamericano y enfocarse en la educación preventiva.