Un trofeo inefable que tenemos en cesáreas (VÍDEO)

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Santo Domingo.-La presidenta de la sección dominicana del Colegio Americano de Ginecólogos Obstetras (ACOG), doctora Elisa Fernández de Scheker, afirmó que de los más de 59 mil partos que corrieron en el país durante el 2019 cerca de 34 mil fueron a través de cesáreas, que representa el 58 por ciento de los nacidos el año pasado.

Manifestó que estás cifras colocan a la República Dominicana como la nación con la mayor tasa de partos del mundo, y que le siguen Brasil, en el segundo lugar y Egipto, en el tercero.

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La doctora Fernández de Scheker ofreció la información en un encuentro donde anunció el Segundo Congreso Internacional de la Sección Dominicana del Colegio Americano de Ginecólogos Obstetras (ACOG RD), que tendrá efecto en el Centro de Convenciones del Renaissance Hotel Jaragua.

La doctora Fernández de Scheker dijo que tendrá cerca de 50 conferencias, disertaciones, simposios y testimonios de pacientes y más de 30 especialistas nacionales de Estados Unidos, Panamá, Venezuela y Cuba que analizarán los temas de la disminución de la mortalidad y la morbilidad severa de las madres, la tasa de cesárea en países que ocupan los primeros lugares con estas estadísticas, y sobre las herramientas para que los ginecobstetras continúen ofreciendo excelencia en servicios como médicos de cabecera de las mujeres dominicanas.

La doctora Fernández de Scheker indicó que el evento científico va dirigido a ginecobstetras en ejercicio y en entrenamiento, estudiantes de medicina de esa especialidad y a galenos de otras áreas que incluyan en su ejercicio el cuidado de la mujer.

“Como en todos los eventos científicos de esta índole, también serán presentados temas de tecnología de punta, los avances tecnológicos para realizar diagnósticos precisos de sangrado uterino anormal y la resolución de condiciones más complejas mediante técnicas de cirugía ginecológica mínimamente invasiva”, destacó la presidenta de la Sección Dominicana de ACOG, doctora Elisa Fernández de Scheker.

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Agregó que la mayoría de los nacimientos en nuestro país ocurren en hospitales públicos, donde la tasa de cesárea ronda alrededor del 40%. A nivel de centros privados, la tasa es más alta.

La cantidad de camas disponibles para atender a la población de parturientas. Es conocido que el número de camas hospitalarias en el país está por debajo del número que demanda la población. Ello implica que se tenga menos tiempo disponible para esperar que ocurra el parto vaginal espontáneo.

La inseminación de informaciones no basadas en la evidencia científica en cuanto a las indicaciones de desembarazos por cesárea se refiere. En el país es común que una paciente sea sometida a cesárea ante diagnósticos que en otras naciones se les brinda la oportunidad de parto vaginal de manera segura para la madre y el bebé.

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Algunos ejemplos son: cordón umbilical envuelto alrededor del cuello del bebé, escasa cantidad de líquido amniótico, embarazo antes de las 34 semanas, diabetes materna, hipertensión materna, antecedentes maternos de infección por el virus del papiloma humano, entre otros.

En los casos en que el obstetra necesita monitorear continuamente el latido del feto durante la labor de parto, esta tecnología no está disponible en todos los centros de salud que brindan servicios de maternidad.

Por esta razón, los obstetras se ven obligados a realizar el desembarazo de la forma más segura para el feto reconociendo que es una situación a expensas de mayor riesgo para la madre.

La expectativa de la madre embarazada, sus familiares y allegados hoy en día, cuando un parto vaginal no es lo más común, es que la llegada del bebé tarde un par de horas luego de que la paciente inicie el proceso de labor de parto en el hospital.

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Una labor de parto espontánea normal en una paciente primeriza puede tardar de 12 a 36 horas. Cuando el tiempo transcurre, la familia comienza a preocuparse de que algo no anda bien y es difícil para el ginecobstetra calmarles porque ya tenemos 2 generaciones que no están acostumbradas a esperar por el nacimiento del bebé.

A nivel privado, la mayoría de los ginecobstetras dominicanos trabajar solos en lugar de tener consultorios con un grupo de colegas. Atender las citas en el consultorio, realizar cirugías ginecológicas y supervisar el proceso de labor de parto de 12, 18, 24 horas, simplemente no es compatible para un ginecobstetra a menos que trabaje en grupo. Localmente, muchas pacientes prefieren ser atendidas siempre por el mismo médico.

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Desde el punto de vista logístico, coordinar el equipo para una cesárea programada en una fecha y una hora determinada es más fácil para todos los involucrados: la paciente, el ginecobstetra, el anestesiólogo y el pediatra. Coordinar a todas estos profesionales para un parto vaginal en una fecha y horario impredecible presenta sus retos.

La remuneración de las ARS para el ginecobstetra, el anestesiólogo y el pediatra debería estar correlacionada a las horas de trabajo que implica una labor de parto versus una cesárea.

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En los hospitales docentes, si ocurre cualquier complicación en un parto vaginal los ginecobstetras en entrenamiento son castigados con horas extras de trabajo. Los ginecobstetras en entrenamiento en ocasiones interpretan que han hecho todo lo posible para evitar complicaciones realizando una cesárea, aunque ésta no sea la realidad.

A nivel público, las disponibilidades de medidas para el manejo del dolor durante la labor de parto son muy limitadas. Casi ninguna paciente tiene acceso a anestesia epidural durante el parto, lo cual genera temor a la paciente.

La población general tiene la percepción de que todos los partos vaginales se asocian a daños permanentes en sus órganos genitales (como incontinencia urinaria o descenso)

La evidencia científica demuestra que la cantidad de cesáreas que habría que realizar para prevenir 1 caso de daño permanente a los genitales de una mujer, no es justificable ya que expone a las madres a riesgo innecesario de infecciones severas, sangrados importantes y muerte.

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