Santo Domingo.- Con dos meses con sus salas de esperas desoladas han vuelto a respirar. De poquito, pero aire llega. Es lo que se desprende de las palabras del presidente de la Asociación Nacional de Clínicas Privadas (ANDECLIP).
El doctor Rafael Mena asegura que clínicas privadas han sido gravemente afectadas por la ausencia de pacientes durante la pandemia covid-19 que afecta al país.
Pero –dijo- el panorama ha empezado a cambiar, pues desde el inicio de la fase 2 estos centros han comenzado a recibir pacientes con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y diálisis.
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La información resalta que estos centros funcionan en la actualidad en menos de la mitad de su capacidad, las personas tienen temor a exponerse a la infección.
Asimismo, el en caso de los pacientes que necesitan alguna cirugía o cualquier otro procedimiento, han comenzado a asistir a los centros en forma tímida, de acuerdo a Mena.
Observa que todavía no se integran las madres a llevar sus hijos para completar los esquemas de vacunación de sus hijos.
La situación de la mayoría de centros privados del país se complicó en términos económicos, con la población que tenía consultas y procedimientos pendientes, de acuerdo a la información.
Por Covid-19, la gente dejó de asistir a las clínicas, agrega.
¿De dónde viene el ventilador?
Acorralados ante el latente riesgo de contagio por el nuevo coronavirus, los dominicanos con necesidad de consultas médicas y estudios especiales, han tenido que sacar de su bolsillo el cobro adicional impuesto por algunos centros de salud y diagnósticos por equipos de bioseguridad.
Hasta mil 500 pesos, los pacientes han tenido que pagar por los equipos de protección y por el protocolo de higienización que se ha implementado en los centros médicos.
Tan solo en un día los centros facturan hasta 10 kits de protección a los afiliados a la Seguridad Social, variando estos en cantidad y precio, según el criterio del prestador, de acuerdo a quejas reportadas a la Dirección de Información y Defensa de los Afiliados a la Seguridad Social (DIDA).
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El lado más oscuro de la dermatitis atópica
Tanto el presidente de la Asociación de Administradoras de Riesgos de Salud (Adars), Juan Manuel Vargas, como la directora de la DIDA, Nélsida Marmolejos, no están de acuerdo que estos gastos sean pagados por el afiliado, pues exacerba su condición económica, que de por sí está lacerada por la pandemia.
En ese sentido, ambos solicitaron al Gobierno, a través de la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (Sisalril) que medie en el asunto y establezca regulaciones sobre el uso de los kits de protección y lo que tienen o no que cobrar los centros a los afiliados.
En ese sentido, Vargas, consideró que el Ministerio de Salud Pública debe formular un protocolo que rija los cargos que pueden hacer o no los centros médicos y de diagnósticos a los afiliados sobre el concepto, ya que a su juicio los gastos de higienización son parte del trabajo que tienen que hacer las empresas.
Recientemente Adars y los centros de salud públicos y privados llegaron a un acuerdo para añadir la cobertura de los equipos de protección personal para el personal que atiende a los pacientes de COVID-19.
A los prestadores privados se les pagará por este concepto, mil 200 pesos diarios por paciente con COVID-19 atendió por emergencia, 3 mil 500 por interno en unidades de aislamientos y 4 mil 500 pesos por cada ingresado en UCI. A los hospitales públicos, erogan 600 pesos por emergencia, mil 750 pesos por aislamiento y 2 mil 250 UCI.
La información fue publicada por el periódico El Día.