Caracas, Venezuela.- Ciertamente, la tecnología avanza a pasos agigantados para favorecer a las personas en todos los sentidos y, en el caso de las mamografías, se requiere, adicionalmente de una atención personalizada con alta calidad humana.
A través del tiempo las mujeres, en general, se han quejado del dolor que generaba la compresión a la mama, a la hora de hacerse la mamografía.
Afortunadamente, este reparo se ha reducido mucho con el surgimiento del Senographe Pristina, un equipo de última generación que viene a aliviar la experiencia y tiene atributos que lo hacen más preciso, efectivo y menos traumático.
Sin duda alguna, si la paciente está confiada en que no sufrirá un dolor o molestia intensos, va mucho más confiada y dispuesta; además, de encontrarse con un equipo acogedor, de formas redondeadas que genera una sensación de calma y le garantiza un diagnostico confiable e innovador, en virtud que tendrá una imagen en 3-D.
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Consultamos a dos profesionales de la salud: Juan Hernández, egresado de la Universidad Central de Venezuela, UCV, con postgrado en Cirugía General en el Hospital Miguel Pérez Carreño, Cirugía Oncológica en el Hospital Luis Razetti y una especialización en Cirugía Oncoplástica en mama; es decir, para que no queden feas las mamas y a Sarah Urdaneta, egresada de la UCV, con postgrado en Radiodiagnóstico y magister en Radiología. Su especialización en mama fue en la clínica de patología mamaria en el Hospital Universitario de Caracas, a la cual asistía siendo ya residente de postgrado, en la que se fue formando con cirujanos, médicos oncólogos y radioterapeutas desde que estaba haciendo el postgrado en patología mamaria. Se dedicó exclusivamente a patología mamaria.
Ambos son mastólogos, entendiendo a la mastología como una especialidad multidisciplinaria, en la que conviven médicos radiólogos, oncólogos médicos, cirujanos oncólogos y los médicos radioterapeutas. Forman parte del staff profesional del Centro Diagnóstico Docente, CDD Las Mercedes, dirigido por Wilson Mourad, médico especialista en vías digestivas.
Hernández y Urdaneta admiten los beneficios que genera una mamografía en 3D o tomosíntesis y coinciden en que la calidad de la atención humana influye en la disposición y tranquilidad de la paciente al hacerse una mamografía.
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Juan Hernández es del criterio de que las unidades diagnósticas las enriquecen los radiólogos, según su actitud y disposición para dar una atención especial a la persona que se va a examinar y la información que va a suministrar al médico tratante. “Es fundamental que el radiólogo sea empático, que hable, pregunte e interrogue a la persona a quien va a hacer la mamografía. Hay que humanizar la radiología porque es lo que quiere el paciente”.
Por su parte, Sarah Urdaneta sostiene que la mujer siempre va a sentir algo de temor, por el tipo de examen que se va a realizar, por duda a que se le consiga algo. “El técnico o médico radiólogo debe tener un trato adecuado y evitar maltratar a la paciente. Siempre va a molestar algo, pero si el tecnólogo es suave y amable, la va a afectar menos”.
En el ámbito tecnológico, Urdaneta es del criterio de que existen buenas razones para apreciar la capacidad de reconstruir imágenes de tomosíntesis mamaria en 3D, con una calidad de imagen excepcional con la misma dosis que se emplea en la mamografía estándar en 2D.
Juan Hernández observa que es un equipo más versátil y más fácil para el manejo técnico. “Las imágenes de una radiografía 3D son mucho más nítidas, con mayor precisión y mejor visualización de lesiones de menor tamaño, lo que procura que se tengan diagnósticos más precoces.
Coindicen los especialistas en que los pacientes obtienen más beneficios enfocados en menos dolor, disminución de la compresión y mejor visualización, sobre todo en mamas densas, en las que se logra una mejor evaluación y menos proyecciones adicionales de las que, a veces, se tienen que hacer con mamógrafos tradicionales.