El virus del papiloma humano conocido como HPV es el responsable principal del cáncer cervical. Es el cuarto cáncer más frecuente entre las mujeres.
Ese virus está asociado a una gran proporción de otros cánceres y de verrugas genitales en varones y mujeres. Se trata de un virus muy común: se estima que el 90% de las personas serán infectadas por el HPV durante su vida.
Tras décadas de investigación científica en diversos países del mundo, ya se han desarrollado 4 vacunas efectivas contra el virus del papiloma humano. Con el acceso a la vacunación, el tamizaje y al tratamiento, se busca eliminar la incidencia del cáncer de cuello uterino en el mundo para el año 2030.
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En 1976, el científico Harald zur Hausen publicó la hipótesis de que el virus del papiloma humano desempeñaba un papel importante en la causa del cáncer de cuello de útero. Más adelante, identificó con sus colaboradores que algunos subtipos – el HPV16 y el HPV18- eran responsables del cáncer de cuello de útero.
Estos hallazgos le valieron para ser uno de los ganadores del Premio Nobel de Medicina en 2008 compartido con los codescubridores del VIH. Tanto el HPV como el VIH se transmiten por relaciones sexuales.
La primera vacuna contra el HPV estuvo disponible en 2006. A partir de 2017, 71 países incluyen al inoculante en sus vacunaciones dentro del calendario oficial, al menos para las niñas.
Está en la Lista de Medicamentos Esenciales de la Organización Mundial de la Salud, y hay pruebas de que la vacunación es una medida costo-efectiva de salud pública en los países de ingresos bajos y medios. Sin embargo, aún hay barreras en el acceso para muchas mujeres.
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El primer inoculante contra el HPV autorizado en el mundo fue Gardasil, que fue desarrollada por el laboratorio MSD. Es una vacuna recombinante que protege contra los tipos 6, 11, 16, y 18. Por eso se dice que es una vacuna cuadrivalente. Esos tipos del virus causan el 70 % de los cánceres cervicales.
En 2014, la autoridad regulatoria de vacunas y medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobó una versión diferente. Es la Gardasil 9, una vacuna nonavalente, que sirve para proteger contra los tipos cubiertos por la primera generación del inoculante y contra los tipos 31, 33, 45, 52 y 58.
Otra vacuna desarrollada contra el VIPH fue Cervarix. Fue estudiada por investigadores del Centro Médico Universitario de Georgetown, la Universidad de Rochester, la Universidad de Queensland en Australia, y el Instituto Nacional de Cáncer Estadounidense, y comercializada por GSK.
En tanto, la última vacuna fue desarrollada en China y recientemente recibió también el aval de la Organización Mundial de la Salud. Se trata de una vacuna bivalente y se llama Cecolin. Es producida por Innovax, una subsidiaria de la empresa Wantai Biological Pharmacy Enterprise de China. Actúa contra los dos tipos de mayor riesgo de causar cánceres de cuello uterino, los 16 y 18.
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Consultada por Infobae, la doctora Princess Nothemba Simelela, asesora especial del director general de la Organización Mundial de la Salud en prioridades estratégicas, explicó que la eficacia de las 4 vacunas contra la infección por los tipos vacunales 16 y 18 es muy alta: entre el 95 y el 100%.
La 9 nonavalente protege contra el 90% de los cánceres de cuello de útero. “La protección cruzada contra el tipo de vacuna en las vacunas bi y tetravalentes ha llevado a la OMS a concluir que estas vacunas pueden proteger hasta el 84% de los cánceres de cuello de útero.
Por lo tanto, todas las vacunas disponibles se consideran una excelente protección contra la infección, y apoyarán la eliminación del cáncer de cuello uterino”.