Santo Domingo.- A pesar de que los tratamientos indicados para los trastornos mentales son de uso continuo y en algunos casos de por vida, en países de ingreso bajo la mayoría de los pacientes no lo reciben.
En estos países del 76 al 85 por ciento de las personas con trastornos como depresión, neurosis, trastornos de bipolaridad y otras condiciones mentales no reciben respuestas medicamentosas.
Así lo afirmó el doctor Ángel Almánzar, expresidente de la Sociedad Dominicana de Psiquiatría, durante la conferencia “Salud mental y familia: el gran desafío post-pandemia”, del en la que agregó que, en República Dominicana la cifra es mayor.
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Reiteró que es una situación grave, porque los trastornos mentales son tratables con psicoterapia, con medicamentos farmacológico y apoyo familiar.
En la charla organizada por la Fundación Gestión Integral de Salud y Educación de la Familia (GISEF), a propósito de celebrarse próximamente el Mes de la Familia, el especialista sostuvo que el riesgo de mortalidad es de 30 a 35 por ciento menor en pacientes que usan tratamientos antipsicótico.
Dijo que, incluso hay provincias como La Romana, que no tienen servicios de psiquiatría a nivel público y otras a las que este profesional va una vez a la semana, cuando estas condiciones no pueden esperar.
Sostuvo que trastornos como la depresión son u otras enfermedades mentales son más comunes en mujeres con una prevalencia de tres a uno frente a los hombres.
Dijo que la depresión es la causa principal de los suicidios “de cada 100 suicidios en 80 hay depresión”.
Afirmó que la covid-19 trajo más casos de depresión, incertidumbre, amenaza, dolor y traumas diversos de los que, muchas personas aun no logrado reponerse.
Reiteró que estudios demostraron que la pandemia incrementos los niveles de ansiedad, estrés, depresión, trastornos del sueño y otros problemas de salud mental.
Significó que el apoyo familiar es vital en el tratamiento, ya que esto repercute en todos los miembros en diversos sentidos.
Recomendó poner atención cuando algún miembro muestra signos de no querer vivir, cambios de personalidad respecto la personalidad anterior.
Además, “la familia debe cuidar, proteger, ser solidaria y estar pendiente a las alertas en alguno de los miembros”.
Por Gabriela Mora