CMD: Momento de reflexión

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El doctdor.Lafontaine.jpgor Roberto Lafontaine plantea la necesidad de que el Colegio Médico Dominicano se siente de nuevo en la mesa del diálogo y lo hace con un artículo que nos envía a Resumen de Salud, en cual les dejamos:

¿Qué pasó? ¿Cuál es la causa? Preguntas difíciles de responder, pero seguro que evidencian la existencia de obstáculos en el diálogo, camino escogido para hacer realidad las esperanzas de toda la población de recibir un mejor servicio de salud en los hospitales públicos. La violación del acuerdo de silencio sobre lo tratado en la mesa de negociaciones entre la comisión gubernamental y la del Colegio Médico Dominicano (CMD), por parte de la dirigencia de los colegiados, no podía producir consecuencias diferentes a la rotura de ese espacio de concertación y además, desesperanza de la población.

Hay una realidad de conocimiento general, aunque sin infraestructura equipada no existe hospital, los recursos humanos son fundamentales para que estos cumplan los objetivos para lo que están destinados y entre estos, los médicos tienen una función esencial ya que le proporcionan racionalidad al uso de los recursos disponibles para producir servicios de salud.

Es el médico quien al recibir el paciente dispone si requiere el uso de medios diagnósticos para confirmar la existencia de una patología entre varias posibles o la visita subsecuente a la consulta o el internamiento con el esquema de tratamiento adecuado o la visita de otro especialista, en fin decide el uso de los recursos de un hospital. Por lo que, además de ser parte de la institución estos tienen que estar articulados en su funcionamiento con los demás recursos esenciales para que el hospital pueda cumplir con su misión.

Dicha articulación en los hospitales de la red pública se deterioró a un nivel tal, entre el año 2001 y el 2016, que de la insatisfacción de las personas con los servicios recibidos en los centros ayer se ha pasado a una reacción de violencia al contacto con el personal de salud hoy; de la poca humanización de los servicios ayer al maltrato de las personas que acuden a solicitarlos hoy; de accidentes ocasionales en el proceso de la atención, agregando una complicación diferente al motivo de consulta del paciente ayer a una epidemia de eventos adversos hoy y, por último, de ser una institución donde las personas renuevan las esperanzas de rebasar una situación crítica de salud ayer a una institución con una siniestralidad desproporcionada frente a causas evitables de fallecimiento hoy.

La visión de la comisión gubernamental en la mesa de negociaciones, ante el reclamo del colectivo médico por mejores condiciones salariales, fue proporcionar una solución integral para crear el terreno propicio que permita revertir la condición de deterioro de los servicios ofertados en los centros públicos, con un acuerdo donde prime el ganar ganar, en ese sentido se había logrado consensuar temas tales, como: la pensión completa de más de 8 mil servidores de la salud con seguro médico incluido, aumento salarial a más de 12 mil enfermeras, más de 10 mil médicos con salario base más incentivos que pasan los 70 mil pesos de ingresos mensuales y todo el personal administrativo que recibiría un 10% de aumento y un salario mínimo no menos de 8 mil pesos mensuales.

Al analizar las razones esgrimidas para romper unilateralmente el dialogo, se observa una contradicción entre la nota de prensa distribuida a los medios de comunicación por la dirigencia de los colegiados y las últimas declaraciones en la que se aduce que no han sido convocados, con fuerza se evoca la pregunta ¿qué pasó?

Es que se les olvidó que los incentivos están incluidos en la unificación de los salarios para calcular la pensión y que además, están incluidos para optar por un solo empleo, que la Ley 123-15 no toca el tema de horario, que los incentivos a la atención primaria están ratificados, que no es legal constitucionalmente obligar a alguien renunciar a la exigencia de un derecho.

En cuanto a los demás aspectos planteados en la nota de prensa, la dirigencia del CMD sabe que es imposible cualquier forma de aumento no contemplado en el presupuesto, que no es lógico suplantar a miles de recursos humanos con solamente 700 y que la organización de los niveles de atención es fundamental para optimizar el uso de los recursos en salud, que no puede haber compromisos de aumento de inversión con una situación fiscal tan delicada y, por último, que no son objetos pasivos en la mesa de diálogo, al contrario, sujetos activos por lo que debieron usar el canal de la comisión mediadora para plantear su inquietud por la tardanza en la convocatoria, si es que la había.

Es saludable pensar que los dirigentes del CMD tomaron la decisión acorralados entre intereses contrapuestos. De una parte las esperanzas creadas en el colectivo colegiado de un sustancial aumento salarial en el corto plazo y por otra, las posibilidades que permiten la realidad de los servicios de salud; pero el peso de los logros integrales para alcanzar el contexto adecuado para mejorar la calidad de los servicios de salud a la población y la mejoría del salario médico, más la recuperación del posicionamiento social hará que se produzca la reflexión necesaria para retomar el camino del dialogo.
La contraparte gubernamental lo espera y la población conserva la esperanza de que ocurra.
Por Roberto Lafontaine