El paro cardíaco repentino es una condición crítica y a menudo fatal que ocurre cuando un circuito eléctrico en el corazón falla y de repente detiene los latidos. Esta emergencia médica resulta en una tasa de mortalidad del 90 %.
Identificar a los pacientes de alto riesgo de paro cardíaco repentino permite tratamientos proactivos, como medicamentos o la implantación quirúrgica de un desfibrilador para revivir un corazón detenido.
Sin embargo, en las últimas dos décadas, se ha vuelto cada vez más difícil identificar con precisión a los candidatos ideales para la implantación de un desfibrilador. Ahora, un novedoso método descubierto por investigadores utiliza una prueba cardiovascular común para predecir esta falla del corazón.
Investigadores del Instituto del Corazón Smidt en Cedars-Sinai (Los Ángeles, CA, EUA) examinaron la progresión de los cambios en el electrocardiograma (ECG) en individuos que luego experimentaron un paro cardíaco en comparación con aquellos que no lo sufrieron.
Los participantes del estudio fueron seleccionados de proyectos de investigación comunitarios en curso en Oregón y California, centrándose en personas con al menos dos ECG.
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El equipo midió la variabilidad utilizando seis indicadores establecidos de riesgo eléctrico, incluida la frecuencia cardíaca, la hipertrofia ventricular izquierda (engrosamiento de la pared del corazón) y cuatro indicadores relacionados con la activación y recuperación eléctrica del músculo cardíaco.
El estudio se realizó en dos fases. Inicialmente, el equipo comparó los ECG de participantes de Oregón que sufrieron un paro cardíaco repentino con aquellos que no experimentaron tal evento.
Posteriormente, esta comparación se replicó con una cohorte similar en California. En ambos casos, aquellos que sufrieron un paro cardíaco repentino mostraron un aumento significativo en el riesgo eléctrico según lo indicado por sus ECG, a diferencia de los grupos de control.
Tras un análisis más profundo, se descubrió que el riesgo eléctrico elevado estuvo presente constantemente en los cinco años anteriores al paro cardíaco repentino.
Después de emparejar a los participantes según el sexo, la edad y el intervalo entre sus dos ECG, los investigadores descubrieron que al considerar todas las condiciones clínicas, las lecturas iniciales del ECG y el cambio dinámico en el riesgo eléctrico, este último mejoraba aún más la predicción del riesgo.
Este nuevo método requiere mayor validación a través de un estudio diseñado para monitorear la eficacia con la que estos cambios dinámicos pueden predecir el paro cardíaco repentino en los pacientes a lo largo del tiempo.
«Con base en estos hallazgos, ahora sabemos que las anomalías del electrocardiograma aumentan con el tiempo en personas que sufren un paro cardíaco repentino en comparación con personas que no están destinadas a experimentar esta afección», dijo el doctor Sumeet Chugh, autor principal del estudio.
«Podemos aprovechar este cambio dinámico para mejorar la forma en que identificamos a los candidatos que se beneficiarán más de un desfibrilador implantable».