Estados Unidos.- La sustancia química activa de los hongos mágicos podría resultar ser un potente antidepresivo, encuentra una revisión reciente. La psilocibina superó a una variedad de tratamientos de «control» en el alivio de los síntomas de la depresión, reportaron los investigadores en la edición del 1 de mayo de la revista BMJ.
«Los hallazgos de esta revisión sobre la eficacia de la psilocibina en la reducción de los síntomas de la depresión son alentadores para su uso en la práctica clínica como una intervención farmacológica para pacientes con depresión primaria o secundaria, particularmente cuando se combina con apoyo psicológico y se administra en un entorno clínico supervisado», concluyó el equipo de investigación dirigido por Athina-Marina Metaxa, estudiante de maestría del Departamento de Medicina de la Universidad de Oxford en el Reino Unido.
Para proporcionar una visión general de la situación actual de la investigación, un equipo del Reino Unido examinó los datos de siete ensayos clínicos en los que participaron 436 personas con depresión. La psilocibina proporcionó un cambio significativamente mayor en las puntuaciones de depresión que cualquiera de los tratamientos de control, según muestran los resultados.
Los efectos del tratamiento de la psilocibina fueron significativamente más potentes entre los pacientes que tenían depresión junto con otra enfermedad mental, y cuando los participantes habían usado psicodélicos anteriormente, encontraron los investigadores.
«Curiosamente, surgió un patrón claro para el uso de psicodélicos en el pasado: cuanto mayor era la proporción de participantes del estudio que habían usado psicodélicos en el pasado, mayor era el efecto observado después del tratamiento con psilocibina», escribió el equipo.
Sin embargo, se necesitan más evidencias para respaldar la psilocibina como antidepresivo, al igual que «mundo real» para evaluar tanto la efectividad potencial como los costos potenciales, señalaron los investigadores.
Los pacientes del ensayo suelen recibir psilocibina en una sala de estar tranquila con música relajante, bajo la supervisión de un psicoterapeuta, una situación que es poco probable que ocurra en los entornos de atención médica típicos.
«La combinación de estos elementos hace que esta sea una intervención relativamente compleja y costosa, lo que podría dificultar la obtención de la aprobación de las agencias reguladoras y el reembolso de las compañías de seguros y otros», escribieron los investigadores.