Santo Domingo.- La tomografía de coherencia óptica se ha convertido en el sistema de imagen más común para detectar de manera precoz el daño glaucomatoso; de ahí que resulte imprescindible para las decisiones clínicas y como criterio de inclusión en investigaciones y ensayos clínicos.
El objetivo de este trabajo es exponer los avances en la aplicación de la tomografía de coherencia óptica en la detección del glaucoma a través de la revisión de las publicaciones de los últimos cinco años. La búsqueda se realizó en Google Académico.
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Las mejoras en la tecnología de dominio espectral y de fuente de barrido han permitido la segmentación de células ganglionares, el reconocimiento de la apertura de la membrana de Bruch como punto de referencia para el análisis de los parámetros del disco óptico y el desarrollo de la angiografía sin contraste.
Para la detección de glaucoma se analizó la estructura en tres localizaciones (células ganglionares maculares, capa de fibras neuroretiniana peripapilar, anillo neuroretiniano y copa en el disco óptico) y el plexo vascular superficial en dos (parafoveal y peripapilar).
Se recomienda chequear calidad y presencia de artefactos previo al análisis de los resultados; así como complementar estos resultados con el interrogatorio y hallazgos al examen oftalmológico, fundamentalmente mediante biomicroscopia de polo posterior, para minimizar posibilidad de errores diagnósticos.
Es útil tener esto en cuenta, a pesar de que sea numerosa la cantidad de pacientes que acuden cada día a la clínica del glaucoma. Se señalan ventajas y limitaciones de los parámetros estructurales y vasculares en el diagnóstico de glaucoma.