La saliva, la sangre y los pelos dejaron de ser, por sí solos, protagonistas en las investigaciones que asumen las herramientas de los médicos y técnicos en genética forense. Ya otros elementos hablan.
La calidad, los cálculos milimétricos y nuevos conocimientos en las células ponen a hablar a sospechosos de hecho delictivos o revelan palabras de las víctimas, según los últimos avances en materia de genética forense.
Hoy en días los valores circunstanciales robustecen o echan por el suelo los resultados de los ADN y éste deja de ser cien por ciento seguro, según analizaron científicos forenses en la XXI Jornadas de Genética Forense del Grupo de Habla Española y Portuguesa de la Sociedad Internacional de Genética Forense (GHEP-ISFG, por sus siglas en inglés), realizada en el país.
Lourdes Prieto pone el dedo sobre la llaga. La presidenta del citado Grupo, es doctora en biología especializada en genética forense, con servicio en la Universidad de Santiago de Compostela. Sus investigaciones le reafirman que los actores judiciales ya no deben confiar del todo en las pruebas de ADN.
Explicó que nuevas valoraciones y obtención de pruebas cercan cada vez más la eficacia rotunda de esta prueba, que permite obtener la identificación genética de los individuos en casos de paternidad, homicidios y otros delitos.
La bióloga española indica que la técnica y los equipos han tenido evolución que han restado fuerza al reinado de las pruebas de ADN, junto a los procedimientos.
“También hemos avanzado en interpretar los resultados que obtenemos”, dice la especialista en genética forense, al diserta en una de las conferencias del evento internacional.
“La gente tiene una percepción, y la judicatura tiene la idea de que la prueba de ADN es 100 por ciento fiable, pero tiene sus limitaciones. Ya la ciencia aporta resultados acompañados de unas probabilidades para que los jueces tomen en cuenta”.
Explica que los resultados genéticos pueden ser iguales pero las interpretaciones distintas. “El mayor reto es que los jueces aprendan a valora la prueba bien, porque fían mucho d las pruebas de ADN”.
Y agrega que “hoy en día hay más mas fuentes, con equipos de laboratorios más sensibles”.
A juicio de Nádia Pinto, PhD en matemáticas aplicadas en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Porto, Portugal: “Es necesario educar tanto a las personas que practican la genética forense, como a los jueces que la utilizan”.
Por Pedro Angel