Las nuevas tecnologías permiten, cada vez más, realizar numerosos procedimientos quirúrgicos poco agresivos que conllevan una recuperación más rápida del paciente.
Es el caso de la artroscopia, una técnica quirúrgica mínimamente invasiva que sirve para llevar a cabo procedimientos dentro de una articulación. Mediante esta técnica, el cirujano hace unas mini-incisiones (generalmente dos) por las que se introducen la óptica (un estrecho tubo de fibras ópticas pegado a una mini-cámara) y los instrumentos específicos para cada articulación. Las imágenes se agrandan y se proyectan en un monitor de vídeo, que pueden ser evaluadas tanto por el cirujano como por su equipo.
El Dr. Pedro J. Delgado, responsable de la Unidad de Cirugía de la Mano y del Miembro Superior de HM Hospitales, ubicada en HM Universitario Montepríncipe, explica que en las grandes articulaciones, como la rodilla y el hombro, estos procedimientos están reconocidos desde hace más de 20 años.
El especialista, que desde ayer y hasta mañana participa como ponente en el 50 Congreso de la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT) que se celebra en Barcelona, declara que “sin embargo, en pequeñas articulaciones como el codo, la muñeca, y, especialmente, la base del pulgar, había una necesidad de hacer estos instrumentos más pequeños y más delicados”.
“Para hacernos una idea -añade- la óptica para la rodilla tiene un diámetro de 4,5 mm (casi medio centímetro) y una para el pulgar tiene 1,9 mm de diámetro”.
El Dr. Delgado señala que “en Estados Unidos, después de la rodilla y el hombro, la artroscopia de muñeca es el procedimiento más habitual” y asegura que en la Unidad de Cirugía de la Mano y del Miembro Superior de HM Universitario Montepríncipe “es posible llevar a cabo todos estos procedimientos, con la misma tecnología que se utiliza en el exterior y al mismo de nivel técnico y de complejidad”.
Las ventajas de la artroscopia
Por lo general, este procedimiento es ambulatorio, se realiza bajo anestesia regional y no suele requerir un ingreso prolongado. En los últimos años se han incrementado el número de patologías que pueden tratarse por artroscopia, llegando incluso a superar los resultados obtenidos con las técnicas abiertas.
“En el caso de los gangliones de muñeca, hemos pasado de un 45 por ciento a un ocho por ciento de recidivas durante los dos primeros años respecto a la cirugía abierta. Y otras patologías, como los estados más leves de inestabilidad escafolunar, solo pueden ser tratados por artroscopia”, apunta el Dr. Delgado, que asegura que “en el momento actual, casi un 90 por ciento de las patologías que afectan a la articulación de la muñeca pueden ser tratadas por artroscopia”.
La artroscopia es un procedimiento que tiene dos objetivos: diagnosticar y tratar. Cuando los métodos convencionales no son concluyentes, la artroscopia permite evaluar la integridad de las estructuras en tiempo real, con la ventaja de ser capaces de tratar las lesiones encontradas al mismo tiempo.
Una vez dentro de la articulación, el especialista puede evaluar todas las estructuras que lo componen: cartílagos, ligamentos y superficies óseas. A través de las pequeñas incisiones se pueden tratar patologías tales como la inflamación articular (sinovitis), desgaste de los cartílagos, roturas de ligamentos, la pérdida de movilidad (artrolisis), la artritis y la presencia de cuerpos extraños, entre otros.
Sin embargo, “la artroscopia no sustituye a las técnicas abiertas y en algunos casos es un complemento a la cirugía tradicional”, afirma el Dr. Delgado. Un ejemplo de ello, es el tratamiento de las fracturas intraarticulares del radio distal que afectan a la articulación donde, como complemento de la cirugía abierta, se utiliza el artroscopio para evaluar las lesiones asociadas y ayudar en la reducción de la fractura, con lo que se mejora el resultado final de la lesión.
Dependiendo del procedimiento realizado, el paciente puede hacer uso de una férula más pequeña, o incluso una ortesis extraíble. El tiempo de curación de las lesiones es el mismo que en la cirugía abierta. Pero al ser una cirugía poco invasiva, el tamaño del corte y la agresión son más pequeños, por lo que el paciente se recupera más rápido.
Los riesgos son los inherentes a cualquier procedimiento invasivo (infección, rigidez, alteraciones sensitivas por lesión de ramas nerviosas, etc…). “Pero con una correcta evaluación de la lesión, una adecuada técnica quirúrgica y el uso de instrumentos específicos por un cirujano experimentado con el personal adecuado, estos riesgos se reducen al mínimo”, concluye el Dr. Delgado.
Dependiendo del procedimiento realizado, el paciente puede hacer uso de una férula más pequeña, o incluso una ortesis extraíble. El tiempo de curación de las lesiones es el mismo que en la cirugía abierta. Pero al ser una cirugía poco invasiva, el tamaño del corte y la agresión son más pequeños, por lo que el paciente se recupera más rápido.
Los riesgos son los inherentes a cualquier procedimiento invasivo (infección, rigidez, alteraciones sensitivas por lesión de ramas nerviosas, etc…). “Pero con una correcta evaluación de la lesión, una adecuada técnica quirúrgica y el uso de instrumentos específicos por un cirujano experimentado con el personal adecuado, estos riesgos se reducen al mínimo”, concluye el Dr. Delgado.
Los riesgos son los inherentes a cualquier procedimiento invasivo (infección, rigidez, alteraciones sensitivas por lesión de ramas nerviosas, etc…). “Pero con una correcta evaluación de la lesión, una adecuada técnica quirúrgica y el uso de instrumentos específicos por un cirujano experimentado con el personal adecuado, estos riesgos se reducen al mínimo”, concluye el Dr. Delgado
Fuente: www.jano.es