Argentina.- En medicina oncológica, cuando el caso lo permite, los especialistas en la actualidad tienden a optar por tratamientos menos agresivos en cáncer de mama para el paciente, sin que esto modifique el resultado final.
Esta tendencia fue uno de los ejes centrales que se abordaron en el Simposio Multidisciplinario sobre Cáncer de Mama, que se realizó recientemente en Buenos Aires, y del que participaron más de 500 especialistas. Organizado por la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) y la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC).
En el encuentro se expusieron y debatieron las principales investigaciones presentadas en diciembre en el San Antonio Breast Cancer Symposium, que se llevó a cabo en la ciudad de San Antonio, Texas (Estados Unidos).
Casos que evalúan para desescalar el tratamiento
Ahora, la novedad es que los últimos estudios, como el Sound hecho en Italia, muestran resultados similares, aun cuando no se realiza la biopsia de ganglio centinela en axilas clínica e imagenológicamente negativas.
En este ensayo se incluyó a más de 1.400 pacientes con cáncer de mama con ganglios pequeños negativos, que no se sometieron a cirugía axilar.
El resultado fue una supervivencia libre de enfermedad a distancia a cinco años no inferior, en comparación con aquellas que se sometieron a una biopsia del ganglio centinela.
Dicho de un modo más sencillo, se demostró que la omisión de esta cirugía en estos cuadros no afecta negativamente la supervivencia libre de enfermedad a los cinco años.
Tratamientos adaptados al riesgo
En el tratamiento del cáncer de mama, “con los diferentes protocolos, se fue abandonando la resección completa de los ganglios axilares, ya que la biopsia de ganglio centinela fue predictor del estado axilar.
Hoy también se apunta a evitar la biopsia de ese ganglio cuando ecográficamente no tiene sospecha de malignidad o tiene punción negativa”, resumió el expresidente de la SAM Luciano Cassab (MN 79867).
El experto, que es jefe de la sección Mastología del Hospital Prof. Dr. César Milstein (ex Hospital Francés), destacó que “cada vez es mayor la evidencia de que cirugías más conservadoras tienen iguales resultados en términos de sobrevida libre de enfermedad y sobrevida global.
Además, tienen un fuerte impacto en la disminución de la morbilidad postoperatoria, reestableciéndose rápidamente a sus tareas habituales”.
Si bien se suele hablar coloquialmente de “tratamiento en menos” para englobar las nuevas tendencias en oncología, el flamante presidente de la SAM, Francisco Terrier (MP 111140), sostuvo que en los últimos tiempos se ha redefinido como tratamiento adaptado al riesgo.
El avance de la inmunoterapia
En el Simposio Multidisciplinario sobre Cáncer de Mama también se destacó que los esquemas convencionales con quimioterapia comienzan a ser reemplazados por otros con dosis más bajas y tiempos más cortos. De esta forma, la inmunoterapia avanza acompañando o reemplazando las drogas tradicionales.
“Las respuestas que se están logrando con los tratamientos de inmunoterapia son sorprendentes. Si bien todavía no hay tratamientos que se basen exclusivamente en estas drogas, se está transitando una etapa en la que la inmunoterapia se administra en conjunto con fármacos del tipo de la quimioterapia, pero la sinergia entre los dos tratamientos está permitiendo reducir el contenido de quimioterapia de algunos casos”, destacó Terrier.
Una mención especial durante el simposio organizado por la SAM y la AAOC tuvieron las pacientes jóvenes con mutaciones genéticas BRCA positivas. En estos casos, el asesoramiento en oncofertilidad es fundamental –para que puedan planificar su maternidad en un futuro, en caso de que así lo deseen- y las investigaciones presentadas concluyeron que después de un tratamiento y seguimiento adecuado, es seguro el embarazo en estas pacientes.
“Siempre se consideró un factor de riesgo el embarazo posterior al tratamiento del cáncer de mama, tanto desde la visión de las pacientes como desde la comunidad médica. Este concepto permaneció muy afianzado a lo largo de los años, aunque sin demostraciones claras.
Recientemente, se han publicado trabajos de investigación que están revirtiendo ese criterio. Si bien no es de aplicación indiscriminada, permiten que se enfoque el tema con una visión diferente”, sostuvo Terrier.
Para Cassab, no hay un plazo predeterminado entre la finalización del tratamiento y la búsqueda de un embarazo, aunque sí hay algunas pautas generales que pueden servir de parámetro.
En ese sentido, concluyó: “Las recurrencias suelen ocurrir dentro de los tres primeros años. Por eso, de programar un embarazo, ese sería el tiempo a considerar. Lo que sí sabemos es que el embarazo en sí, no empeora el curso natural de la enfermedad”.