El doctor Roberto Lafontaine continúa su serie de artículos sobre las negociaciones entre gremios de salud y autoridades gubernamentales por mejores en las condiciones del sector y el personal médico, enfermeras y técnicos.
Les dejamos el artículo del Dr. Lafontaine:
Aunque con escepticismo, la dirigencia del Colegio Médico Dominicano (CMD) tomó la sabia decisión de retornar a la mesa del diálogo con la comisión gubernamental, motivo de tranquilidad para toda la nación y de alegría para el sector de los servicios de salud; razones existen de sobra y más cuando se ve la posibilidad de la satisfacción de los intereses que mueven a cada uno de los sujetos involucrados en la mesa de negociación claramente expresados en la propuesta llevada a dicha mesa por la comisión gubernamental.
Vale externar el motivo de la alegría del actor invisible, el paciente; al que se le niega el espacio de participación en la acción continua de planear, hacer, verificar y actuar en el proceso de prestación de los servicios de salud.
Es la primera vez que se toma en cuenta en la solución de una crisis del sector salud, crear el contexto para que los hospitales puedan transitar el camino de construir las condiciones mínimas y universales requeridas para reducir los riesgos que amenazan la vida o la salud de los usuarios de los servicios que ofertan.
La atención hospitalaria tiene riesgos inherentes para las personas que están recibiendo los servicios, los mismos pueden ser observados desde el trato con el personal de seguridad o con el conserje; en la relación médico paciente dentro del consultorio; hasta en la disposición de colaboración del personal ante la cirugía más compleja. Si estos riegos no son minimizados se pone en peligro la salud y la propia vida de los pacientes por una condición patológica adquirida durante el proceso de atención.
Este aspecto de los riesgos de la atención se destapa a la comunidad científica con el informe ION, producto de un estudio realizado por un grupo de investigación de la Universidad de Harvard en el año 1999, demostrando que el 4% de los pacientes hospitalizados en los hospitales americanos del estado de Nueva York sufrieron daños en las estancias hospitalarias, de estos el 70% tuvo un daño temporal y el 14% falleció.
Dicho estudio estimó que entre 44,000 y 98,000 personas fallecía cada año en los EEUU producto de errores por la atención, estas cifras eran superiores a los fallecimientos ocurridos por accidentes de tránsito, SIDA o el cáncer de mama a la época. Estudios similares en Europa arrojaron resultados parecidos por lo que los efectos adversos producto de la atención hospitalaria se consideran un problema de salud pública.
¿Cuáles son y porque puede ser dañada la salud de una persona cuando asiste al hospital? La seguridad de la atención a los pacientes en los hospitales se expone a riesgos cuando en el proceso de gestión de los servicios no se enfocan elementos indispensables como los insumos requeridos o la coordinación de los servicios que necesita el paciente, la adecuada formación de los recursos humanos, el mantenimiento de los equipos indispensables, el método o los procesos que articulan todos los elementos necesarios para la atención y el ambiente hospitalario adecuado.
Los eventos adversos pueden ocurrir por la medicación y administración de líquidos inadecuados o por una dieta inapropiada para la enfermedad del paciente; por el uso de dispositivos médicos defectuosos; accidentes ocurridos al paciente debido a un ambiente hospitalario inadecuado; inoportuna gestión de los recursos hasta por incidentes evitables relacionados con el laboratorio clínico o imágenes.
Para solo citar algunas de las complicaciones que se pueden adquirir en el hospital, pues, la lista es tan larga como el descuido en tener en cuenta los mismos, citaremos: ulceras de posición, neumonía por aspiración, cancelación de cirugías o ingresos a la unidad de cuidados intensivos no programados, shock pérdida de sangre después del parto, reingreso a UCI en menos de 72hs por la misma causa, robo de niños dentro de la institución.
También puede ocurrir, cirugías equivocadas en pacientes equivocados, pacientes infartados antes de la 72 horas posterior a la cirugía, distocia de parto inadvertida, retención de cuerpos extraños en cirugías, fuga de pacientes psiquiátricos o suicidios de pacientes ingresados, flebitis por catéter venoso, caída institucional, hospitalizaciones prolongadas por falta de insumos, reportes de laboratorios tardíos, revisión de reemplazos articulares por inicio tardío en la rehabilitación, asfixia perinatal, robo en la habitación del paciente y pacientes con diagnósticos no tratados antes de las doce horas después de realizado entre otros.
Todo lo anterior puede ser evitado si se minimizan riesgos tales como: mala orientación al paciente, falla en su identificación, administración de medicamentos equivocados, perdida de la historia clínica, facturación abultada, tiempo de espera prolongado, caída de la cama, no valorar las necesidades de los pacientes, inoportunidad en la asignación de citas, cancelación de citas, error diagnóstico, estancias prolongadas, deterioro de los dispositivos de apoyo en las camas y los baños, la atención médica y el cuidado de enfermería no pertinente del paciente entre otros.
Un acuerdo donde queden satisfechos todos los requerimientos del sector salud, debe estar enfocado hacia la creación de un contexto de calidad en la gestión de los servicios ofertados en los hospitales, para garantizar la minimización del riesgo de la atención con el objetivo de reducir al mínimo la tendencia hacia insatisfacción de pacientes, inhumanidad de los servicios, eventos adversos y muerte evitable.