Santo Domingo.- La humanidad, a lo largo de su historia, ha soportado numerosas adversidades que van desde catástrofes climáticas, guerras, hambrunas y epidemias, las cuales han provocado miles de millones de muertos. Desde diciembre de 2019, empezamos a escuchar de un virus que inició en China, sin embargo, los humanos del resto del mundo permanecimos como amos y señores del planeta, sin notar que este pequeño e invisible enemigo, como el virus del COVID-19 venía a desafiar nuestra existencia.
Curiosamente, los humanos solemos tener memoria a corto plazo o simplemente pensar que mientras más antiguas son esas calamidades, solemos pensar que desaparecieron, peor si algunas de ellas ya no se han vuelto a repetir, de manera automática pensamos que como esos acontecimientos no suceden en nuestro tiempo o espacio seremos inmunes a ellas.
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A medida que pasaban los días y aumentaban los casos y muertos en diversos países del mundo fue que la humanidad comenzó a vislumbrar la tragedia que empezó a vivirse en el mundo con la llegada del covid-19.
La separación de los seres queridos se convirtió en el sufrimiento principal, sumado a cierre de ciudades, hospitales abarrotados, carencia de insumos médicos, economías golpeadas y la consecuencia más trágica la muerte; en conclusión, un sinfín de situaciones que trajo el covid-19 que vinieron a poner en tela de juicio la supremacía de la humanidad del siglo XXI.
Este pequeño e invisible virus, traía grandes cambios para la humanidad, sin embargo, la desinformación o peor aún la infodemia, hizo que las autoridades no solo de organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), sino también las autoridades políticas de muchos países se vieran en la necesidad de tomar decisiones acordes a sus políticas sanitarias con el único fin de salvaguardar la vida de las personas.
En República Dominicana el covid-19 llegó en medio de una coyuntura política en donde empezaron a aflorar sentimientos encontrados por parte de los actores del sector salud del país acerca de las decisiones que se tomaban para hacerle frente al virus del covid-19.
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Con la llegada del covid-19, en el país mucho ha sido lo que se ha dicho, lo que se ha hecho, lo que se ha experimentado, en sumatoria han sido muchos los sentimientos que se han generado no solo entre las sociedades médicas del país, sino también entre los dominicanos, quienes con el paso del tiempo han tenido que lidiar con esta nueva realidad.
Sin embargo, a pesar de la declaración de pandemia y el acumulado de muertes que se suman cada día en el país, seguimos observando un accionar incoherente por parte de la ciudadanía, ya que, hasta cierto momento, como aquí todavía sucede, la gente no ha aceptado la presencia de la nueva peste del siglo XXI, ya que los dominicanos continúan sensibles a todo aquello que trastorne sus costumbres o dañen sus intereses.
La humanidad en su antigüedad, como también está ocurriendo ahora, no reacciona ni siquiera ante la información del número de muertos, porque para ciertas personas, un hombre o una mujer muertos solo tienen peso cuando se los ha visto muertos o cuando representa un ser querido.
En la actual pandemia, hay incremento paulatino de contagiados y todos esperan con ansia el pico de la epidemia. Ocurren rebrotes y es factible una segunda ola. Todavía no hay una vacuna ni tampoco medicamentos específicos. Lo más cierto hasta ahora, es que la pandemia se está alimentando de la conducta de las personas, quienes aún mantienen una actitud de deidad ante el virus mortal del covid-19
Por: Luisa Fernanda Alvarado
resumendesalud@gmail.com
