España.- El próximo 4 de marzo se celebra el día Mundial de la Obesidad, una enfermedad que, para los expertos, se ha convertido por sí sola en otra pandemia, alcanzando cifras alarmantes de prevalencia entre la población.
Las causas que se asocian a la obesidad son diversas, desde un componente genético hasta aquellas relacionadas con el estilo de vida. En los últimos años, múltiples evidencias desde diferentes campos y perspectivas parecen confirmar la hipótesis de que existe una fuerte interrelación entre hipovitaminosis D y enfermedades cardiometabólicas.
En esta línea, se ha implicado al déficit de vitamina D en la etiología de la diabetes tipo 2 y la enfermedad cardiovascular, asociándose hipovitaminosis D con los factores de riesgo como son la obesidad, la resistencia a la insulina, la hipertensión o la inflamación crónica de bajo grado.
Le puede interesar:
SODENN realizará taller sobre vitamina D
Adicionalmente, la evidencia apunta a que podría existir una correlación significativa entre déficit de vitamina D y la mortalidad por eventos cardiovasculares.
“Los principales componentes del síndrome metabólico son la obesidad y la diabetes. En el caso de la obesidad, su relación con la deficiencia de vitamina D, o mejor llamada hormona D, está ampliamente documentada. De hecho, se baraja la posibilidad no sólo de que en la obesidad sea más frecuente el déficit de vitamina D, sino que, a su vez, el déficit de esta vitamina pueda contribuir al desarrollo de obesidad”, explica Manuel Gargallo, especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Leonor y de la Fundación Jiménez Diaz.
Los resultados de un reciente metaanálisis indican que los pacientes obesos tienen mayor prevalencia de estados carenciales de vitamina D.
Además, se ha observado, en la población general, que existe relación gradual entre el índice de masa corporal o, más específicamente, la adiposidad, y el estatus de 25(OH) vitamina D.
La hipovitaminosis D en pacientes obesos se comporta ya desde la edad juvenil como factor de riesgo para desarrollar resistencia a la insulina y diabetes tipo 2, siendo además conocida la asociación entre obesidad y disminución de las concentraciones plasmáticas de 25(OH) vitamina D.
Los adultos obesos tienen un riesgo elevado de déficit de vitamina D porque parece observarse que el tejido adiposo secuestra esta vitamina liposoluble.
Según los especialistas, el seguimiento de los niveles de vitamina D en población obesa es fundamental, dado que posible que estén sufriendo este déficit por su condición metabólica.
En este sentido, algunos autores sugieren que quizás sería posible revertir la prevalencia creciente de obesidad mediante la mejora del estatus de 25(OH) vitamina D.
Con la mejora de las concentraciones plasmáticas de 25-hidroxi vitamina D en el paciente obeso, se podría aliviar la carga de la resistencia a la insulina; y, dada la dificultad de reducir el peso en un gran número de pacientes obesos, suplementar con vitamina D sería una forma práctica y económica de intentar reducir el riesgo de la diabetes.