Buenas Noches gracias por estar aquí acompañando a Altagracia en este momento tan especial. Es como ser madre nuevamente, me decía en una nota de felicitación la doctora Altagracia Guzmán, a propósito de mi libro.
Cuando Altagracia Ortíz (Taty para todos los que la queremos, que se que somos muchos) me comentó su interés de escribir un libro donde recoger las experiencias de años en la cobertura de salud, no pude evitar empezar yo también a rememorar mis vivencias en esta fuente periodística, capaz de despertar la sensibilidad de todo ser humano.
No es de extrañarnos que eso ocurra, porque quienes vemos a diario personas que han perdido la salud, como es nuestro diario vivir en las visitas hospitalarias, nos damos cuenta de cuán importante es.
Les decía que no pude evitar recordar tantas historias escritas a lo largo de estos años de cobertura, entre ellas muchas que han servido de punto de partida para la búsqueda de soluciones; otras que repetimos y repetimos y ahí están todavía pendientes y otras más que da la impresión de que se solucionaron, pero que en realidad no es así.
Los periodistas tenemos el privilegio de ser protagonistas de la historia, porque no solo vivimos y vemos pasar los hechos, como ocurre con la mayoría de la población, sino que tenemos la enorme responsabilidad de contarlos y tratar de contarlos bien, lo más apegados posibles a la realidad.
Y eso es precisamente lo que Taty ha hecho en su libro “El Sistema de Salud Dominicano. En Cuidados Intensivos, una visión crítica”, sintetizar, de una manera crítica, como es ella, pero objetiva, como también es ella, todo lo que ha visto transcurrir en sus años de cobertura.
En esta obra, de …páginas, Altagracia hace un recorrido de los últimos años del sistema de salud dominicano, sus protagonistas o actores; sus altas y bajas, y los cumplimientos e incumplimientos de tantas promesas que han volado tan rápido, que parecen llevar la misma prisa con que nos lleva el tiempo en la sociedad de hoy.
También presenta anécdotas de historias de pacientes seguidas por ella, que laceran el alma y que difícilmente se olvidan, porque dejan el mal sabor de las inequidades de un sistema disperso, injusto y caro.
Como ejemplo, solo les cito el caso de Darío, un joven de Tireo, Constanza, que falleció esperando solución a un problema de salud que costaba poco más de un millón de pesos…..Todos sabemos que son muchos los “Darío” que hemos visto en el transcurrir de los años….
Recoge la lucha de años de servidores de la salud en busca de mejorías laborales: de luchas de intereses que han imposibilitado alcanzar los cambios que requiere el sistema; las mal aplicadas políticas públicas; las epidemias que nos afectan con frecuencia dejando al desnudo las debilidades de un sistema invertido, donde la curación está por encima de la prevención.
En esta obra de Taty, también vamos a ver al desnudo, las consecuencias de hacer creer a una sociedad pobre y con bajos niveles de educación, de que la salud pública es un regalo y no un derecho, lo que hace que muchos pacientes lleguen a los hospitales con la cabeza baja y silenciosos ante los maltratos que inician en la puerta, pasan por el especialista y terminan en la gerencia.
Además veremos los avances e hitos alcanzados en el país en materia de alta tecnología en determinadas áreas médicas, aunque en la mayoría de los casos prohibitivos para la mayoría.
Bueno, el contenido del libro, no seré yo quien se lo cuente, dejaré que Altagracia les de algunas pinceladas más.
Estoy convencida de la gran utilidad que tendrá este importante documento para cada uno de nosotros, como actores de una u otra forma del sistema, porque aunque no estemos vinculados directamente a él, en algún momento de nuestras vidas hemos sido o seremos pacientes.
Nosotros somos contadores de historias me dijo una vez alguien cercano, y con ellas debemos procurar lograr cambios. Ojala que ese esfuerzo de mi querida amiga Taty contribuya para traer al sistema, de una vez por todas, los cambios que tanto anhelamos y necesitamos.
Muchas gracias
Buenas noches
Noviembre 2015
