Dr. Fernando Batlle Viñas

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En el presente artículo el doctor Herbert Stern, experto en oftalmología e historia de la medicina, habla sobre la vida profesional de su colega, el doctor Fernando Batlle Viñas.

El doctor Batlle Viñas ejerció la medicina en la República Dominicana y en Puerto Rico, con notable éxito y reconocimiento de sus conciudadanos.

Nació en Santiago de los Caballeros en abril del 1905. Se graduó de bachiller en ciencias físicas y naturales en la Escuela Normal Superior de Santiago, en 1923.

En ese mismo año ingresó a la Universidad de Santo Domingo donde se graduó de licenciado en medicina en febrero del 1928.

Desde su segundo año de estudios, se integró como practicante en el hospital nacional. Este hospital, evolución del antiguo hospital militar se encontraba a un lado de la Fortaleza Ozama.

Era director de ese centro el doctor Ramón de Lara, pero entre su personal se encontraban los doctores Braulio Alardo, Salvador Gautier, Heribert Pieter, Antonio Elmudesi y Octavio del Pozo.

Tras recibir su exequatur, en el 1928, se trasladó a su ciudad natal en donde ejerció, primero en su consultorio, y posteriormente adquirió una clínica, donde amplió su oferta de servicios. En Santiago fue Presidente del Club Unión en 1930, y del Ayuntamiento de esa ciudad en el 1931.

Pero su afán de formarse, le llevó a viajar al extranjero, como diplomático dominicano en la ciudad de Montreal. Allí acudió a los más importantes hospitales de esa ciudad, lo mismo que hizo en Nueva York y Madrid, visitando y aprendiendo.

En Madrid fue delegado dominicano al decimo Congreso Internacional de Historia de la Medicina. En el 1935 es designado en La Habana, donde asiste como médico voluntario a la Maternidad América Arias, de la capital cubana.

En el 1937, viajó a Buenos Aires, Argentina, en donde asistió al Instituto de Maternidad de la capital federal. En el 1938 regresó a la República Dominicana y fue nombrado como subsecretario de Salud y beneficencia, cargo que ocupó por cuatro años.

En ese período publicó un artículo sobre el hospital Nicolás de Bari en la Revista Médica Dominicana, en el 1941. En ese año junto a un grupo de médicos dominicanos reactivan la Asociación Médica Dominicana, ocupando la presidencia de la Asociación en el periodo 1941 al 1942, y tesorero hasta el 1943. En el 1942 fue presidente de la Liga Dominicana contra el Cáncer, y en 1943, miembro de la comisión para la reforma de la legislación sanitaria.

En el 1944, es nombrado director del hospital Padre BIllini, catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santo Domingo y secretario del comité organizador del Congreso Médico del Centenario.

En el 1945, es nombrado en Chicago en un cargo consular, y al año siguiente decidió renunciar y radicarse en Puerto Rico, de donde era oriunda su esposa.

Allí y con cuarenta y un años de edad, se forma como Gineceo-obstetra, y en el 1949, consiguió su licencia para ejercer como médico y cirujano en Puerto Rico.

En la vecina isla también desarrolló con éxito su carrera y en el 1951 fue nombrado como director del hospital municipal de Río Piedras, y en el 1954 director del hospital municipal de San Juan.

Uno de sus logros más importantes fue la creación de una red de centros diagnósticos y de tratamiento en San Juan. En 1954, fue nombrado catedrático de obstetricia y ginecología en la Universidad de Puerto Rico.

En 1968 se retiró parcialmente, por motivos de salud, de acuerdo al escrito de Félix García Carrasco, pero siguió activo, y en 1978 cooperó en la construcción del hospital José María Cabral y Báez de Santiago, y fue en el 1981, representante de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, en Puerto Rico.

Una vida muy productiva que dejó huellas profundas en donde le tocó ejercer la medicina.