Dra. Nalini Campillo trata la ortorexia

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La diabetóloga y nutrióloga Nalini Campillo comparte con lectores de Resumen de Salud un análisis sobre la ortorexia, un trastorno de la conducta alimenticia que parece ser una forma saludable de escoger e ingerir los alimentos por el paciente.

En este artículo, la presidenta de la Sociedad Dominicana de Médicos Diabetólogos habla de pacientes con ortorexia, que excluyen nutrientes considerados necesarios para el correcto funcionamiento del organismo, lo que puede provocar trastornos como insuficiencia de vitaminas, minerales, anemia, osteoporosis, entre otros.

La doctora Campillo es diabetóloga especialista en pie diabético. Pertenece al equipo de especialistas del Hospital General Plaza de la Salud, de la capital dominicana.

A continuación artículo:

En un principio, la ortorexia no parece ser un trastorno de la conducta alimentaria, solo una forma saludable de ingerir alimentos.

La persona afectada de este trastorno, inicia consumiendo alimentos sanos, orgánicos, hechos en casa y está consciente que le harán bien a su cuerpo. Poco a poco, se va haciendo restrictivo con el tipo de alimentos que consume, rechazando todos los alimentos que desde su punto de vista, entiende que le hacen daño.

En su esquema de alimentación, necesita tener la seguridad de que los productos que va a emplear en su cocina sean adecuados y solo los prepara en casa, no se permite comer fuera del hogar y mucho menos en casa de los amigos, ni familiares, a menos que el restaurant o los amigos o la familia, preparen los mismos alimentos que el consume y de la forma en que el los cocina. Día tras día, todo su menú se convierte en un problema.
 

Comer nos produce satisfacción y, por lo general es un acto social, acompaña a numerosas celebraciones (primera comunión, aniversarios de boda, reuniones de empresa…). Si la persona afectada considera que los alimentos servidos en estas actividades son nocivos para su salud, prefiere no asistir y se va aislando socialmente.

Recuerdo a Maribel, una joven de 17 años, muy exigente con su físico y consigo misma y más aun con Michael su novio. Michael la lleva a mi consulta porque entiende que Maribel no está bien, no entiende porque su novia es tan » piki-piki» cuando come.

Le pregunté qué significa «piki-piki » y me respondió que ella no come de nada de lo que él come, no permite que él le prepare comida ni que le coloque alimentos en la boca. Si ella los prepara, sí se los come; pero todo, desde el desayuno hasta la cena, debe ser comprado fresco, del mismo día, en lugares muy específicos y preparados en tiempo y de forma perfecta en la casa por ella.

Pensaba que esto era bueno y se dejó llevar de ella hasta que dejaron de salir a comer donde sus padres, porque siempre comentaba negativamente sobre los alimentos que servían en la mesa.

Confesó que su vida en pareja se hacía cada vez más difícil porque ella pasaba todo el tiempo en la cocina y hasta dejaron de asistir a las parrilladas de sus mejores amigos porque todos solo comen «porquerías”.

Al preguntarle a Maribel su opinión de lo expresado por Michael, me responde de forma agresiva: «Es verdad, pero este es mi estilo de vida, mi forma de comer, de vivir y no lo voy a cambiar por ti ni por nadie».

Cuando nos dejamos llevar por cualquier información sobre lo que es “bueno” y lo que es “malo”, la cantidad de temores que tenemos relacionados con los alimentos y la defensa de la alimentación orgánica, vamos creando complejidad en las decisiones que tomamos al momento de elegir nuestro menú.

Creo que este enfoque crea más problemas que soluciones, haciendo una sociedad cada vez más neurótica con la alimentación.

Cualquier persona puede padecer de este trastorno, siendo más frecuente en los jóvenes y las mujeres.

En general ocurre en personas de carácter recto y estricto, personas que llevan un control exhaustivo sobre su vida y sus actividades del día a día. Si en alguna ocasión se permiten transgredir sus propias normas, el sentimiento de culpabilidad los cubre, les embarga y les produce una gran frustración.

Su obsesión va más allá de los alimentos y termina por incluir también el horario, los utensilios y recipientes empleados para prepararlos.

La persona que padece de ortorexia excluye nutrientes que se consideran necesarios para el correcto funcionamiento del organismo y esto puede provocar trastornos, como insuficiencia de vitaminas, minerales, anemia, osteoporosis, mayor incidencia de infecciones por una disminución de la función del sistema inmunitario, entre otros.

Debemos recordar que hay que comer de todo, en su justa medida, y que los suplementos vitamínicos no pueden ni deben sustituir a una dieta equilibrada.

La ortorexia produce angustia, al extremo de pasar hambre antes que comer alimentos que no considere saludables y aunque la motivación sea distinta, la ortorexia, en casos extremos, puede ser tan peligrosa para la salud como la anorexia.

Como en la mayoría de los aspectos de la dieta, la clave reside en la moderación. Cualquier cambio en la forma de elegir los alimentos que forman parte de su dieta, debe hacerse de forma gradual y de una manera tal que encaje con los gustos y el estilo de vida de cada persona. Las dietas siempre deben ser personalizadas.

Una alimentación sana debe tener un efecto positivo para la salud sin por ello dejar de disfrutar de la vida o ver afectadas las relaciones con los demás.

Es importante que los niños se familiaricen desde pequeños con los alimentos que consumen y que se les expliquen los nutrientes que aportan, para qué sirven y por qué.

Siempre debemos prestar atención a cualquier signo que haga sospechar que existe una desviación del comportamiento alimentario, ya que la detección precoz de la ortorexia o cualquier trastorno similar es imprescindible para corregir el problema antes de que sea mayor.

Maribel fue referida a un colega psicólogo. Hoy en día y trabajando en equipo, hemos corregido sus carencias nutricionales, instauramos unos hábitos dietéticos correctos y tratamos las complicaciones orgánicas derivadas de una alimentación deficiente. El domingo la vi en el cine con una bolsa pequeña de pop corn en sus manos. Ella y Michael continúan juntos.

Por Dra. Nalini Campillo
Diabetóloga