En RD ponen barreras a los biosimilares

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En países como Paraguay, las autoridades sanitarias han dado un paso adelante en la lucha contra el cáncer con la inclusión de medicamentos biosimilares como alternativa de tratamiento en la red de centros públicos del país sudamericano.

Los biosimilares ya estaban siendo usados sin inconveniente en centros privados luego de que fueran aprobados sus registros a finales de pasado año. En el sistema público de salud había un impasse por la negativa de algunos oncólogos a rececetarlos, algo que ya ha sido superado.

Con la prescripción de los biosimilares se va a expandir el tratamiento a más pacientes dado que su precio es hasta un 40% más económico que sus fármacos de referencia con igual eficacia, seguridad y calidad.

Mientras que, en la República Dominicana, la Dirección General de Medicamentos, Alimentos y Productos Sanitarios (DIGEMAPS) otorgó registros a ese y a otro biosimilares de la compañía mAbxience a finales del pasado año, primer paso para poder ser comercializados.

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Sin embargo, en el mes de marzo, la empresa recibió una comunicación repentina informándole de la suspensión temporal de dichos registros para completar el aporte de algunas documentaciones extra. La empresa ha estado cumpliendo con lo requerido por las autoridades y se espera que en breve más pacientes oncológicos en el país puedan beneficiarse de estos tratamientos.

De acuerdo a especialistas en oncología, el cáncer es la segunda causa de muerte en territorio dominicano y el de mama es el que más se diagnostica. A falta de estadísticas reales, se estima que cada año podría haber entre 2,500 y 3,000 casos nuevos de cáncer en el país. Es una enfermedad que ha venido creciendo en los últimos 25 años y el sector médico se ha quejado de manera pública de la falta de recursos para enfrentarlo. El uso de biosimilares podría ayudar con esa situación.

 Pacientes tratados en Argentina

En Argentina, los biosimilares para el tratamiento del cáncer se empezaron a usar hace más de cuatro años, después de que la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT), aprobara sus registros.

Dicha decisión de un organismo reconocido como referente a nivel mundial por organismos similares de otros países, como la República Dominicana, permitió la expansión de registros y el inicio de la prescripción de los productos en varios países de la región.

En el caso argentino, los biosimilares han beneficiado ya a más de 10 mil pacientes oncológicos.

Desde noviembre de 2014 se comercializa en la sanidad pública rituximab biosimilar, Novex®, habiéndose administrado más de 21 mil ,100 ciclos a pacientes sin ningún efecto adverso adicional al medicamento de referencia; y desde noviembre de 2016 se han administrado más de 24,000 ciclos del bevacizumab biosimilar, Bevax®, igualmente sin referir efectos adversos distintos a los reportados con el de referencia y con un ahorro de más de 100 millones de dólares al año para la sanidad pública argentina.

 

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Los tratamientos con medicamentos biosimilares representan en el mercado la posibilidad de que más pacientes y de manera más temprana puedan acceder a la innovación médica en condiciones de máxima eficacia, seguridad y calidad, a la vez que se reduce el gasto sanitario en un 40% gracias a que han finalizado las patentes de los medicamentos biológicos originales en el país y son producidos y aprobados bajo los mismos estándares que el de referencia.

Disponer de precios asequibles en tratamientos médicos de uso hospitalario para patologías graves, -principalmente oncológicas como cáncer de mama, cáncer de colon, linfomas, y otras como enfermedades autoinmunes o diabetes-, financiadas por la administración pública sanitaria, facilita a los gobiernos llegar a más pacientes, cuya calidad de vida mejora durante la enfermedad gracias a innovadores medicamentos que, de otra forma, no les podrían ser suministrados.

Un biosimilar es un medicamento biológico equivalente en términos de eficacia, seguridad y seguridad al original de referencia: su principio activo es esencialmente la misma sustancia biológica. “Su incorporación representa un alto impacto beneficioso para igualar la calidad de vida de los pacientes con un menor costo en el gasto sanitario, lo que permite una mejor gestión de los presupuestos de salud y su sostenibilidad, y en el sector genera mayor competencia al romperse el control hegemónico del tratamiento de estas patologías por compañías farmacéuticas”, explica Eduardo Cioppi, miembro del comité de dirección de mAbxience.