Desde tiempos memorables nos hemos visto influenciados por la predica del placer irresponsable y la pulsión de muerte, como queda plasmado en diferentes escritos de Sigmund Freud y Karl Marx, figuras emblemáticas del siglo XIX, y es que, en nuestros últimos tiempos, parte importante de la población ha salido afectada por este terrible condicionamiento de las altas instancias sociales que incita y promueve el placer sobre todas las cosas.
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Sin darnos cuenta, mecanismo este utilizado fehacientemente como un medio de opresión o control desde los orígenes de la humanidad, que nos lleva al exterminio total, alejándonos cada día de los valores éticos y morales, al igual que de la espiritualidad.
La música, películas, series de televisión, noticiaros y demás medios de comunicación de nuestra cotidianidad, en mayoría de los casos se rigen por estos modelos desvirtualizados de la realidad postmoderna; donde se postula que avanzamos cuando estamos obteniendo peores resultados de hace décadas atrás, donde no contábamos con tantos avances tecnológicos, pero éramos más felices y realizados, la sociedad llevaba un mejor rumbo.
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¿En qué estamos fallando? Quizás en no saber discernir entre la importancia de lo material para sobrevivir y no para existir, de tener claro que lo que está por encima de todo, es lo humano, lo espiritual y no lo material; utilizar lo económico como un medio, pero no como un fin. Debemos ser entes prosociales e interactivos, valorar el concepto de conjunto.
Lamentablemente nos hemos perdido en lo material, lo inanimado, al pensar en el placer solo deseamos poseer lo material, trabajando inversamente proporcional a la vida y acercándonos a lo efímero, lo intrascendental, lo inanimado, lo muerto; terminamos siendo poseídos por lo que no tiene vida, por lo material. Digamos si a la vida en este nuevo año que apenas comienza.
Por: Dr. Arnulfo Mateo (Hijo)
Médico Internista y Psiquiatra
Resumendesalud@gmail.com