Estados Unidos.- Un estudio realizado por científicos de la Facultad de Medicina Albert Einstein, en Nueva York, y publicado en línea en la revista ‘Nature Genetics’ sugiere que algunos fumadores pueden tener fuertes mecanismos que los protegen del cáncer de pulmón al limitar las mutaciones.
Los descubrimientos que explica el estudio podrían ayudar a identificar a fumadores con un mayor riesgo de padecer la enfermedad y que, por tanto, merecen un seguimiento especialmente estrecho, destacan los investigadores.
El especialista Simon Spivack, coautor del estudio, profesor de medicina, epidemiología y salud de la población, y de genética en el Einstein, además de ser neumólogo del Sistema de Salud Montefiore, afirma que «esto puede suponer un paso importante hacia la prevención y la detección precoz del riesgo de cáncer de pulmón y alejarnos de los hercúleos esfuerzos actuales necesarios para combatir la enfermedad en sus últimas fases, en las que se producen la mayor parte de los gastos sanitarios y de la miseria».
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Durante mucho tiempo se ha asumido que el tabaquismo conduce al cáncer de pulmón al desencadenar mutaciones en el ADN de las células pulmonares normales. «Pero eso no se había podido demostrar hasta nuestro estudio, ya que no había forma de cuantificar con precisión las mutaciones en las células normales», destaca el profesor de oftalmología y ciencias visuales de la Facultad de Medicina de la Universidad Jiaotong de Shanghai (China) Jan Vijg.
Los investigadores descubrieron que las mutaciones (variantes de un solo nucleótido y pequeñas inserciones y deleciones) se acumulaban en las células pulmonares de los no fumadores a medida que envejecían, y que se encontraban muchas más mutaciones en las células pulmonares de los fumadores.
«Esto confirma experimentalmente que el tabaquismo aumenta el riesgo de cáncer de pulmón al incrementar la frecuencia de las mutaciones, tal y como se había planteado anteriormente. Esta es probablemente una de las razones por las que tan pocos no fumadores padecen cáncer de pulmón, mientras que entre el 10 por ciento y el 20 por ciento de los fumadores de toda la vida lo hacen», explica Vijg.
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Otro descubrimiento del estudio es que el número de mutaciones celulares detectadas en las células pulmonares aumentó en línea recta con el número de años de fumar y, presumiblemente, el riesgo de cáncer de pulmón también aumentó. Pero, curiosamente, el aumento de las mutaciones celulares se detuvo después de 23 años de exposición.
«Los fumadores más intensos no tenían la mayor carga de mutaciones. Nuestros datos sugieren que estos individuos pueden haber sobrevivido tanto tiempo a pesar de su elevado consumo de tabaco porque consiguieron suprimir una mayor acumulación de mutaciones. Esta nivelación de las mutaciones podría deberse a que estas personas tienen sistemas muy competentes para reparar el daño del ADN o desintoxicar el humo del cigarrillo», afirma el investigador Spivack.
El hallazgo ha conducido a una nueva dirección de investigación. «Ahora queremos desarrollar nuevos ensayos que puedan medir la capacidad de reparación del ADN o de desintoxicación de una persona, lo que podría ofrecer una nueva forma de evaluar el riesgo de cáncer de pulmón», concluye Vijg.