Farmacias españolas con desabastecimiento en productos

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España.- EFarmaco.jpgl desabastecimiento de productos farmacéuticos se ha instalado como una incómoda rutina en las farmacias españolas, cada día más impotentes para dispensar un listado de medicamentos que no para de crecer hasta hace poco fáciles de conseguir.

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Dicha situación suma un estado de alarma a muchos enfermos, sobre todo si sus medicinas son de presentación única y no hay disponibilidad de otras marcas ni tampoco de un genérico que las sustituya, o al menos de un medicamento con un principio activo similar que resuelva como alternativa parcial su necesidad terapéutica.

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Según el Centro de Información Online de Medicamentos (CIMA), actualmente hay problemas para encontrar un total de 547 referencias en las farmacias. Si bien es cierto que en la mayoría de los casos es posible por ahora resolver el problema con equivalentes genéricos, el exceso súbito de demanda de estas alternativas hace previsible que también los genéricos entren en desabastecimiento al desaparecer las existencias, por imposibilidad de hacer frente a las necesidades del mercado.

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La escasa repercusión que este problema está teniendo en los medios, un tema que surge a diario en las salas de espera de los consultorios médicos, en las visitas a los facultativos y en las oficinas de farmacia, donde las quejas de los clientes son constantes ante unos farmacéuticos que para nada son culpables de no recibir los medicamentos afectados.

Causas y soluciones

Se impone plantearse cuales puedan ser las causas que han conducido a tan incómoda situación. Todo apunta a que, más allá de los posibles problemas que puedan afectar a la fabricación o la capacidad de distribución de los medicamentos, nos encontramos ante un conflicto de tipo económico en el que los bajos precios de los medicamentos en nuestro país (de los más baratos de Europa) juegan un papel crucial.

Tanto es así que a la industria farmacéutica le resulta incómodo trabajar con un mercado donde muchos medicamentos se venden a unos precios que les obligan a replantearse si elegirlo o no como cliente.

Ante estos datos, es comprensible que la industria farmacéutica exija al Gobierno una revisión al alza de los precios de referencia, sobre todo cuando los costes de producción, los controles de calidad y los índices de precios de consumo van en ascenso.

También es comprensible el empeño de las empresas farmacéuticas para que su negocio sea rentable, aunque nada justifique que tantas veces sus estrategias rocen las finas líneas que delimitan el negocio de la ética, máxime cuando lo que estas empresas producen no son piezas para yates de recreo sino unos productos de consumo sanitario a los que todos, sin excepción, deberían tener acceso.

Información difundida por Nuevatribuna