El gobierno de Barack Obama está presionando a la industria alimenticia para que la comida sea menos salada, y el miércoles finalmente dio a conocer nuevas regulaciones sobre el sodio, en un esfuerzo por prevenir miles de muertes cada año por enfermedades del corazón y cerebrovasculares.
Las pautas divulgadas el miércoles son voluntarias, así que no se exigirá a las empresas de alimentos cumplirlas, pero la idea es persuadir a las compañías y restaurantes —muchos de los cuales ya han reducido los niveles de sodio en sus productos— a adoptar un enfoque más consistente.
Las directrices establecen límites recomendados para casi 150 categorías de alimentos, desde cereales hasta pizzas y sándwiches. Algunos objetivos tienen metas a dos años, mientras que otros lo tienen a 10 años.
«Toda la evidencia científica, tal como fue revisada por muchas organizaciones científicas respetadas, continúa apoyando la reducción del consumo de sodio de los niveles actuales», dijo Susan Mayne, directora de seguridad alimenticia y nutrición de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). «De hecho, en el mercado actual es muy difícil no consumir demasiado sodio».
Los estadounidenses consumen casi una cucharada y media de sal al día (3,4 gramos). Eso es un tercio más que lo recomendado por el gobierno para una buena salud y suficiente para incrementar el riesgo de hipertensión arterial, derrames cerebrales y otros problemas. La mayoría del sodio está oculto dentro de los alimentos procesados comunes y las comidas en restaurantes.
El contenido de sodio ya está incluido en las etiquetas de muchos alimentos, pero el gobierno no había establecido antes recomendaciones de sodio específicas.
Las directrices se esperaban desde hace tiempo. En un principio, la FDA dijo que emitiría las pautas en 2010, luego que un informe de un Instituto de Medicina indicó que las empresas no habían hecho suficiente para reducir el sodio y aconsejó al gobierno establecer niveles máximos para los diferentes alimentos. Pero la FDA sólo decidió proponer normas voluntarias.
AP