De acuerdo a una publicación del periódico Listín Diario, se ha creado un nuevo programa de salud para reducir los casos de cáncer cervical en Haití, el país con la tasa más alta en el mundo de esta enfermedad letal que se puede prevenir.
Anualmente, aproximadamente 3.000 mujeres haitianas desarrollan cáncer cervical, de las cuales mueren cerca de la mitad. Pero señalando éxitos obtenidos en países en desarrollo en África y Asia, los médicos dicen que la mejoría en prevención revisión y tratamiento del cáncer cervical puede tener un enorme impacto en la protección de niñas y mujeres en la nación más pobre del hemisferio.
Se espera que la iniciativa de dos años implementada por Zanmi Lasante, el programa haitiano de la organización sin fines de lucro Partners in Health, con sede en Boston, examinará a 20.000 mujeres en busca de cáncer cervical vacunará a alrededor de 6.000 niñas contra las cepas del virus del papiloma humano que son la causa más común de la enfermedad. Las actividades de prevención alcanzarán a alrededor de 60.000.
La doctora Jacklin St. Fleur, directora del Hospital St. Nicolas en St. Marc, un municipio en el oeste de Haití donde se enfocará el programa piloto, dijo que espera que exista la voluntad política para convertir el esfuerzo contra el cáncer cervical en una iniciativa nacional. En años recientes, el doctor haitiano dirigió un programa de prevención de cáncer cervical en Ruanda.
«Ésta es una enfermedad prevenible. Si trabajamos duro y educamos a nuestras niñas y mujeres podemos prevenirla», dijo St. Fleur después de guiar una visita del embajador estadounidense Peter Mulrean al hospital, la principal instalación médica de la región Artibonite de Haití. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional está apoyando el programa.
En países desarrollados, se realizan rutinariamente pruebas de Papanicolaou para detectar cáncer cervical o signos de cambios precancerosos en tejido cervical. Reciben tratamiento, a menudo antes de que comience el cáncer, y pocas mueren. Ese no ha sido el caso en naciones pobres, donde viven la mayoría de las mujeres que fallecen por cáncer cervical.
Midrine Louis, una sobreviviente de cáncer cervical de 52 años quien dice que fue tratada con éxito con ayuda de Zanmi Lasante, comentó que está divulgando entre amigas que un diagnóstico de cáncer cervical no es necesariamente una sentencia de muerte en Haití.
«Tengo una amiga que tiene ahora cáncer cervical y yo la estoy alentando, diciéndole que existe esperanza para su futuro si recibe el tratamiento correcto», agregó.