Hay mayor cercanía entre familias y pacientes de salud mental

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La eliminación de los famosos “Manicomios” ha facilitado la vinculación entre familias y pacientes en centros de atención de salud mental.

Según una información difundida por el periódico Listín Diario, las políticas vigentes en materia de salud mental que favorecen la eliminación de manicomios, para convertir los servicios en centros de intervención en crisis o rehabilitación, han permitido una mayor vinculación entre la familia y el paciente.

Asimismo, han generado un gran dolor de cabeza a quienes no pueden garantizar su cuido y protección en el núcleo familiar en el país.

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De acuerdo a la información, la salud mental ha agravado por la inexistencia actualmente en el país de residencias estatales de mediana y larga estadía de salud mental, luego de que el emblemático hospital psiquiátrico Padre Billini fuera convertido en el centro de rehabilitación psicosocial con requisitos muy específicos de admisión.

Esta carencia ha dado pie a la proliferación de servicios privados denominados casas o viviendas tuteladas, cuyos costos en la mayoría de los casos son inalcanzables para el 90% de la población nacional.

Un mes de residencia en algunos de estos hogares de mediana y larga estadía puede llegar a costar hasta el medio millón de pesos, dependiendo del confort y el paquete de servicios que ofrezca, mientras que el precio mínimo de atención ronda los 30 mil pesos mensuales, en habitaciones compartidas de dos y tres pacientes.

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Se puntualizó que el costo promedio de la mayoría de las casas tuteladas privadas para pacientes con distintas condiciones mentales ronda los 45 mil pesos mensuales.

Según informa el periódico Listín Diario ha subiendo dependiendo de los servicios que incluye, encontrándose alojamientos con montos de 60 mil; 100 mil; 150 mil y 200 mil pesos, pudiendo llegar hasta los 500 mil, de acuerdo con especialistas consultados.

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¿Qué ofrecen?

Además de mucha discreción, atención médica, terapias psicosociales y medicamentos, estos servicios tienen alojamientos de habitaciones privadas y semiprivadas con aire acondicionado o no, dieta alimenticia en algunos casos personalizada (costo adicional), cuidados de higiene personal, entre otras facilidades que el familiar va eligiendo dependiendo de la condición económica del paciente. Garantizan servicios de seguridad, limpieza, lavandería, entre otros.

Existen por lo menos nueve casas tuteladas para mediana y larga estadía de salud mental a nivel privado en Santo Domingo y dos en el interior; una en Santiago y la otra en San Francisco de Macorís, entre las más conocidas, mientras de ingresos para crisis de salud mental privado hay cuatro. No obstante, en operación hay otra cantidad indeterminada de centros que funcionan sin habilitación del Ministerio de Salud o que están en proceso de obtener el permiso.

 

Las consultas

Además del sacrificio económico que implica acceder a los servicios de casas tuteladas de mediana y larga estadía, la familia del paciente con enfermedad mental se enfrenta al alto costo de las consultas médicas especializadas que rondan los 4,000 y 5,000 pesos, y al hecho de que la mayoría de estos especialistas no reciben el carné de la Seguridad Social, así como de los medicamentos, ya que un tratamiento mínimo ronda los 8,000 y 10,000 pesos.

En los servicios denominados como “élites” la consulta de un paciente psiquiátrico cuesta entre cinco y siete mil pesos; el tratamiento de siete a 10 días con ingreso alcanza los 100 mil pesos, por una interconsulta el especialista puede cobrar entre 20 y 25 mil pesos. Un plan de tratamiento de varios meses supera los 300 mil pesos.

 

El Estado da pasos para cerrar la brecha en la salud mental
Con pinzas

El éxito de la política de integrar el paciente mental al núcleo familiar en un país como República Dominicana donde el Estado no garantiza servicios de apoyo familiar con cuidadores y los medicamentos psiquiátricos, es tomado “con pinzas” por médicos psiquiatras con experiencia en hogares tutelados que piden reservas de sus nombres.

Las personas de clase alta que no quieren tratar al paciente en centros criollos, también recurren a opciones internacionales como Cuba y Costa Rica, cuyos costos son pagadas en dólares. Lo mismo ocurre para tratar algún tipo de adicción. No obstante, reconocen los esfuerzos y el cambio positivo que está teniendo el área de salud mental en el país, con los servicios que ha establecido Salud Pública.