Les dejamos el último artículo del Dr. Roberto Lafontaine, en el que analiza las partes de la administración interna de un hospital, con médicos, personal, equipos y suministros incluidos:
Al saludar la decisión de la dirigencia del Colegio Médico Dominicano de retomar el camino del diálogo en sus justos reclamos reivindicativos, es pertinente hacer algunas precisiones en el aspecto de reencauzar la producción de los servicios de salud en los hospitales, pues es un elemento fundamental dentro de unas de las líneas reivindicativas, la mejoría del sistema de salud.
El hospital, como toda empresa, es una unidad económica social que mediante la combinación del capital, el trabajo, la administración y la gerencia procura generar un bien común, que en su caso consiste en mantener el más elevado estándar de salud de la población. A la complejidad del mismo se puede hacer una aproximación desde la diversidad y especificación del capital y, por ende, la variabilidad en la especialización de las competencias del recurso humano que hace posible el cumplimiento de objetivo.
La infraestructura hospitalaria debe tener garantizados servicios básicos de agua, energía, gas, oxígeno, aire comprimido, vacio y eliminación de desechos hospitalarios; con especificaciones bien definidas para mantener el funcionamiento del tejido estructural en un ambiente acogedor y ordenado; garante de la minimización del riesgo de la ocurrencia de eventos adversos mientras se les presta el servicio de salud a los pacientes.
El parque tecnológico para el funcionamiento es diverso y complejo, pues para ejercer su labor cada grupo ocupacional requiere un equipamiento diferenciado y dividido en tecnología de apoyo y la tecnología propia de la labor sustantiva del centro, estos deben estar en óptimas condiciones, pues tanto la atención per se como la calidad de la misma está determinada por la condición de dichos equipos, además de minimizar el riesgo de ocurrencia de eventos adversos. Los medicamentos y dispositivos médicos apropiados para la cartera de servicios ofertada no deben faltar.
El recurso humano que aporta la fuerza de trabajo es tan diverso como la estructura misma, abarca todos los grupos ocupacionales desde los administrativos, iniciando por el conserje, seguridad, camilleros, secretarias, contables…; hasta el personal sanitario enfermeras, médicos, farmacéuticos… Estos deben estar bajo un proceso de formación continua para mantener el conocimiento acorde a las variaciones de las normas de seguridad necesarias para garantizar el funcionamiento de la institución y la debida atención a los usuarios.
Estos elementos son una aproximación a los recursos necesarios para formar la empresa hospitalaria y representan el grueso de la inversión y el costo del mantenimiento, solo para tener una idea, el Estado invierte alrededor de dos millones de pesos diarios para mantener en operación cada centro especializado de tercer nivel de atención. Ahora bien, la disponibilidad de los recursos por si solo representa el 35% del funcionamiento del hospital, el 65% restante se produce por la articulación de los recursos en las estructuras mediantes procesos bien definidos.
Al llegar aquí es pertinente destacar la opinión de un connotado director, mejor amigo, “la tranquilidad en la institución se debe a que le proporciono a los médicos las condiciones; con lo que hacen, cuando lo hacen, como lo hacen o si lo hacen no me meto, ellos se acomodan haciendo lo que quieren”.
La integración y el direccionamiento de los recursos físicos, humanos y económicos en las estructuras productivas de servicios de salud en la empresa hospitalaria no es un evento expontaneo, es totalmente racional. Procura, mediante la articulación de una cadena de valor, canalizar los productos intermedios de las estructuras de apoyo, en tiempo oportuno, a las unidades estructurales productivas de servicios de salud; ya sea en el espacio del consultorio, para pacientes ambulatorios o en el cubículo de la emergencia, para pacientes críticos; o la cama, para pacientes hospitalizados y porque no, en las áreas de intervención ambulatoria para proporcionarle una asistencia de calidad a los usuarios que le garantice un tratamiento seguro en su búsqueda de un resultado deseado.
La realidad es que los hospitales tradicionales heredan del pasado el control del cuerpo médico del proceso de producción del servicio de salud en las unidades productivas. Ellos determinan en consulta y hospitalización a qué hora inicia, que tiempo duran y si se van a presentar y que hacen; en emergencia y cirugía, cuando se presentan y en procedimientos, si lo posponen o realizan.
No cuidan el depósito de datos en los expedientes médicos ni en las demás fuentes de registros, no trabajan en los aspectos concernientes a procesos y protocolos institucionales de forma tal que no es posible contrastar los resultados de los servicios brindados con la mejor evidencia científica disponible, para de esta manera seguir realizando una práctica apegada al criterio personal.
Esta herencia es la razón de la relación inversa entre el aumento de la producción de los servicios de salud y el incremento de la inversión en recursos hospitalarios, de las glosas de expedientes y otros desperdicios financieros, de la imposibilidad del cumplimiento de la planificación administrativa para el funcionamiento de las unidades productivas, de la subutilización y mala utilización de las mismas y del aumento del riesgo en la producción del servicio de salud. Por consecuencia, son un factor importante en la producción de eventos adversos, complicación y muertes evitables en los hospitales.
Por lo que, el control del recurso humano sanitario, entre ellos el cuerpo médico, por parte de la empresa hospitalaria debe ser el primer tema de la agenda en la mesa de diálogo, antes que aumentar la inversión para compensaciones financieras al recurso humano en función del trabajo realizado.
Así, se incentivaría el desarrollo de un círculo virtuoso en el que el aumento en la inversión conlleve un aumento en la producción y la calidad de la producción de los servicios de salud. De esta manera se impactaría positivamente al sistema de salud, reduciendo los fatales indicadores de salud que diezman la población y, de paso provocaria un aumento en la captacion de reursos financieros por venta de servicios, elementos de importancia en la lucha reivindicativa del gremio.
Por Dr. Roberto Lafontaine