En el siguiente artículo, el doctor Roberto Lafontaine habla sobre las estaciones del año, el cambio climático y su influencia en la salud de las personas.
Les dejamos el artículo:
El verano 21 de junio, día más largo del año, marca el inicio del verano. Gratos recuerdos llegan a la memoria, pues se dan las condiciones de clima y tiempo para un cambio estacional hacia un estilo de vida propiciatorio de un aumento del contacto de las personas con la naturaleza, medida para la adaptación al aumento de la temperatura.
Se inician los meses de recreación y deporte en el verdor del campo tropical y de disfrute del agua, sol y arena.
Todo fuera romance sino se desarrollara el contexto apropiado para un cambio en el comportamiento de la fauna silvestre.
Las variaciones en la temperatura, humedad y las precipitaciones construyen el escenario para la reproducción y diseminación del mosquito y para estimular la invasión de las ratas al espacio humano; así como, para el disfrute del contacto con la fauna doméstica, como el caballo, la vaca y los cerdos. Los agentes patógenos, bacterias y virus propio de dicha fauna, aprovechando los escenarios favorables propiciados por el verano tropical desarrollan todo su potencial virulento.
De ahí que, no es de extrañar el aumento en la población general de enfermedades como el dengue, zika y chikungunya. Y, cuando se toma en cuenta en la población las variables impuestas por la condición de pobreza, como condición de vida, carencias de servicios sanitarios, viviendas insalubres y deficiente infraestructura de salud y ambiente se expone a las personas vulnerables a un alto riesgo, por lo que se convierten en víctimas de las zoonosis como leptospira y, demás enfermedades infecciosas.
Aun así, la humanidad estaba dormida en una sensación de equilibrio con el ambiente, disfrutando de los servicios que le prodigaba el ecosistema, pues, no tenía conciencia que el proceso de adaptación y superación de este patrón había variado por el impacto de las sombras del proceso de globalización.
El advenimiento de la epidemiologia ambiental y la evaluación de riesgo, en la década del ochenta del pasado siglo, determinó el despertar.
En efecto, se descubrieron suficientes evidencias científicas de que el modelo de producción, impuesto para satisfacer la demanda insatisfecha de bienes y servicios de los mercados globales, ha producido tal cantidad de basura gaseosa que sobrepasó la capacidad de manejo regulatorio de la atmosfera, por lo que había enfermado el clima, variando las condiciones de temperatura, humedad y precipitaciones que caracterizan el tiempo en un momento y espacio determinado.
No es descabellado afirmar, que la variación en el patrón climático es la respuesta de la naturaleza al ser humano por la agresión al ambiente, producto del aumento de la presión al ecosistema para satisfacer la voracidad por bienes de consumo, sello característico de la modernidad. Esto se manifiesta en la ruptura del equilibrio salud-enfermedad.
El impacto del cambio climático en la salud se refleja en el incremento de los índices de morbilidad y mortalidad a expensa de las enfermedades infecciosas y no infecciosas transmitida o no por vectores; de la malnutrición y deshidratación por las dificultades en la distribución del agua y los alimentos; de los daños en la infraestructura pública de salud a causa de los fenómenos naturales y en el aumento de los trastornos psicosomáticos derivados de los fenómenos climatológico.
Por iniciativas de COMISCA, organismos que agrupa los Ministerios de Salud y Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana, se han efectuado estudios científicos que avalan evidencias para efectuar la afirmación anterior.
Basados en estudios epidemiológicos efectuados por la OMS sobre los datos cronológicos de temperatura y precipitación y de enfermedad/mortalidad seleccionaron grupos de enfermedades para evaluar estado de salud de las poblaciones atribuidos a variaciones meteorológicas a corto plazo, incluyendo impactos directos del calor y frio, disponibilidad de alimentos, impacto de eventos hidrometeorológicos, enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica, enfermedades transmitidas por vectores, agua, alimentos y zoonosis.
Cuatro grupos de enfermedades confirmaron que el calentamiento global impacta negativamente el estado de salud de las comunidades, estas son: enfermedades de transmisión vectorial; enfermedades cardiacas y respiratorias; enfermedades diarreicas y enfermedades parasitarias.
Desde el sector salud se debe trabajar en función de las líneas estratégicas dirigidas a la generación de evidencias mediante la producción de conocimientos en cuanto a los riesgos para la salud asociado al cambio climático; elevar el nivel de conocimiento del público en general y del sector salud en lo particular; promover alianzas entre sectores, disciplinas e instituciones que procuren que la promoción y la protección de la salud sean prioritarias para las políticas de cambio climático y que fortalezcan la capacidad de los sistemas de salud para el diseño, ejecución, vigilancia y evaluación de las medidas de adaptación indispensables para mejorar la capacidad de respuesta a los riesgos planteados por el cambio climático.
De esta manera se podrá reconstruir para las generaciones venideras el potencial de soñar con la recreación y el deporte al aire libre y el disfrute del sol, agua y arena heredados de las generaciones anteriores.
Por el doctor Roberto Lafontaine