Santo Domingo. – La alta academia de la medicina, con sus espacios de conocimientos e investigación, abre sus brazos a nuevos miembros.
La Academia Dominicana de la Medicina juramentó como nuevos a cinco destacados médicos especialistas.
Los nuevos integrantes de la institución académica son el epidemiólogo Elpidio Feliz, el ortopeda Buenaventura García Chaljub, oftalmólogos Dagoberto Almánzar, María Moreno y el ortopeda Tito Suero.
Para su ingreso los médicos, que se integran como miembros ordinarios, tuvieron que presentar conferencias sobre diferentes temas.
El Feliz presentó su trabajo “La Inteligencia Artificial en las infecciones intrahospitalarias”, García Chaljub presentó su ponencia “La articulación del hombro como un fallo de la evolución” y Almánzar “La historia del tratamiento de la miopía”.
Los doctores María Moreno, quien además es soprano, presentó “El impacto de la música en la salud física y mental”, y Tito Suero “La evolución del concepto de la ética en la historia”.
La Academia entregó un botón distintivo a cada uno y un diploma que lo acredita, así como una copia de los estatutos y reglamentos de la entidad.
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El presidente de la institución, oftalmólogo a investigador Herbert Stern, pronunció las palabras de apertura y bienvenida.
La Academia, fundada en el año de 1971, cuenta con 26 miembros de número y 32 ordinarios.
Su objetivo es promover el conocimiento y la ciencia médica en el país, alejada de las posiciones políticas.
Cuenta con miembros de número, en condición de permanentes con derecho a voto y a ocupar cargos electivos; y miembros ordinarios, sin derecho a voto, que participan regularmente n las actividades.
Historia
Las primeras academias de la medicina surgieron en Europa y se establecen en los siglos XVII y XVIII, durante el período conocido como La Ilustración.
En 1697, la “Venerada tertulia Hispalense Médico-Clínica-Anatómica y Matemática” se centraba en investigación y enseñanza de la medicina.
En el siglo XVIII surge en Madrid la “Tertulia Literaria Médica Matritense, posteriormente convertida en Academia Médica Matritense, con el apoyo del monarca Felipe V.
En los siglos XIX y XX se expandieron en Iberoamérica esos centros de conocimiento e investigación en el campo de la medicina.