Santo Domingo.- En los primeros tiempos de nuestra República, habían personas que recibían autorización para ejercer la medicina sin haber cursado los estudios correspondientes, pero que sus habilidades y desempeño les hacían parte importante de la vida nacional.
José Antonio Miniño: natural de Cuba, vino con el ejercicito español en el período de la anexión a España.
Sus primeras actuaciones en el país fueron como practicante-asistente del doctor Blandino, también cubano, quien estaba establecido en Baní.
Le puede interesar:
En 48 horas el COVID-19 enlutó a 40 familias dominicanas
Luego se independizó de este y comenzó a ejercer la medicina, curando con recetas médicas que el mismo generalmente preparaba en su propio botiquín. Tuvo dos hijos que más tarde también se dedicaron a ejercer la medicina.
Marino Miniño: nació en Baní en el año 1869, murió en el año 1924.
Fue hijo de José Antonio Miniño, fue estudiante de la Universidad de Santo Domingo. Cursó sus primeros estudios en el Colegio San Luis Gonzaga de esta misma ciudad.
Ejerció la profesión de médico en la común de Baní, siendo médico auxiliar del Ingenio Italia en los años del 1912 al 1916, fue médico sanitario de la común de Baní durante varios años, fue designado por el municipio médico de pobres de la común.
Le puede interesar:
Salud y enfermedad de Gregorio Luperón (I)
Tomás Ramón Miniño: nació en el 1882 en Baní, también hijo de José Antonio Miniño. En 1920 el Poder Ejecutivo le otorgó un exequátur para ejercer la medicina en las Matas de Farfán.
Comenzó a ejercer la medicina en el 1908, primero en Baní, luego en Bonao y por último en Las Matas de Farfán, donde ejerció durante 14 años; siendo nombrado médico legista.
José Antonio Miniño Baehr H: hijo de Marino Miniño y nieto de José Antonio Miniño, nació en Baní en el año 1896, cursó sus primeros estudios en Ciudad Trujillo, en la Universidad de Santo Domingo, llegando hasta el cuarto curso de esta facultad.
Fue practicante de la sala de socorros durante varios años. En el año 1920, le fue expedido un exequátur por el Poder Ejecutivo para ejercer la medicina en todo el territorio de la República.
Le puede interesar:
Medicina y médicos en abril de 1965 (I)
Ejerció durante tres años en la común de La Romana, en Cotuí 2 años; en Barahona durante 2 años también, pasando luego a su ciudad natal, donde fundó la clínica Máximo Gómez donde practicaba operaciones: apendicitis, hernias y amputaciones en general.
Fue director-administrador del hospital militar de Santo Domingo, durante la intervención americana, durante varios años fue médico del Ingenio Italia y del Ingenio Ocoa, propiedad de los Vicini.
Fue socio fundador de la clínica Mutual Española de Santo Domingo, de igual forma desempeñó hasta la hora de su muerte las funciones de Médico Municipal de la común de Baní.
Su muerte ocurrió el 6 de mayo de 1936.
Zacarías Arias: curaba en Baní todas clases de enfermedades y siempre vivía en los montes.
De este señor se cuentan varias anécdotas, era todo un personaje. Una vez lo buscaron para que viera un señor que tenía un dolor en el ojo derecho hacía 25 días, le habían puesto muchos remedios pero no había mejorado, llamaron a Zacarías y le dijo que en el ojo no tenía nada que su mal era en el estómago y que él le daría un purgante, se lo preparó con 4 clases de aceites y, se curó del ojo y no le dolió jamás.
El purgante se le dio un jueves, el viernes no se levantó y el sábado ya se encontraba visitando el vecindario. Además comería de todo que hacía 25 días no comía.
Gabriela Pérez: hija de Zacarías Arias, se dedicaba a las curas de males de estomago y paludismo; daba muy buenas botellas a base de vegetales.
Por el doctor Herbert Stern, médico oftalmólogo e investigador