Argentina.- La rabia es una infección viral que puede llegar a ser mortal y que se propaga principalmente por medio de mordeduras de animales infectados. Es por eso que es muy importante, además de la vacunación preventiva en personas y animales domésticos y murciélagos conocer otras fuentes salvajes potenciales de contagio.
Y es allí donde entran los murciélagos, los mamíferos alados que son transmisores de la rabia y que pueden convertirse en un peligro para la seguridad sanitaria de una población.
Los reportes epidemiológicos de los principales centros de zoonosis de nuestro país dan cuenta que solamente entre un 5 – 8 % de los murciélagos analizados son positivos para rabia. Sin embargo, estos resultados podrían estar sobreestimados, dado que se analiza solo los animales que la población remite a los centros de zoonosis. Estos murciélagos en su mayoría son encontrados en balcones o terrazas o en alguna situación particular que permite ser capturados y remitidos.
“Es por esto que desde 2022 un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinaria de la Universidad del Salvador (USAL), del Museo de Ciencias Naturales y del Programa de Conservación de los Murciélagos de Argentina, venimos llevando adelante en un estudio en áreas protegidas y urbanas del AMBA donde realizamos capturas de murciélagos, para tomarles muestras de saliva y luego analizar mediante técnicas moleculares la presencia del virus de la rabia”, explicó a Infobae Andrés Gabriel Palmerio, Licenciado y Doctor en Biología que trabaja en la Facultad de Ciencias Agrarias y Veterinarias de la USAL.
Y agregó, que “ya llevamos trabajando un año y medio en esta investigación que permitirá determinar de manera precisa en qué porcentaje la enfermedad está presente en el grupo de los murciélagos que habita el AMBA. Si bien las estadísticas dicen un porcentaje de animales enfermos, creemos que ese número es menor, ya que la enfermedad hace que estos mamíferos queden paralizados o se desorienten y sean cazados por gatos o perros, o aparezcan muertos en la calle”.
Según el experto, muchos síntomas ligados a la rabia se relacionan con el desorden neurológico que causa la enfermedad en el animal. Por lo tanto, en estadísticas anteriores se están analizando solo los animales hallados enfermos o muertos. No los que están en la naturaleza de forma silvestre o salvaje.
A modo preventivo, Palmerio remarcó la importancia de estar vacunado y de vacunar a las mascotas, ya que los murciélagos pueden llegar a morder a perros y gatos que luego tienen contacto con nosotros. La vacuna en animales se debe aplicar todos los años.
El biólogo explicó que el grupo de 6 expertos que interviene en este programa hasta ahora logró capturar y analizar a 100 murciélagos, de los cuales ninguno presentó rabia.
“La rabia es una enfermedad zoonótica (que puede pasar de un animal a humanos) causada por virus del género Lyssavirus que fue descrita por primera vez en el siglo IV a.C. El virus de la rabia se transmite fácilmente por la mordedura de un mamífero infectado, cualquier mamífero. Transmitida generalmente por perros, causa más del 99% de los casos humanos informados en el mundo”, afirmó Palmerio.
Tanto la rabia animal como la humana se pueden prevenir por completo mediante la vacunación, y las primeras vacunas antirrábicas eficaces para uso humano se desarrollaron en el siglo XIX. Sin embargo, en el siglo XXI, el virus sigue siendo enzoótico (endémico en animales) en muchas regiones del mundo, y la rabia humana sigue siendo una enfermedad grave y una importante amenaza para la salud pública. De hecho, cuando una persona con rabia desarrolla síntomas, la enfermedad casi siempre es fatal.
El virus de la rabia, es la zoonosis más importante originada por murciélagos en el mundo. Palmerio destacó que la última muerte de una persona a causa de la rabia transmitida por un murciélago data de hace 15 años.
Con más de 1400 especies identificadas, son el grupo de mamíferos más diverso y abundante del mundo después de los roedores. El desconocimiento del importante rol de los murciélagos en los ecosistemas, la posible transmisión de enfermedades al ser humano y los mitos construidos alrededor de estos mamíferos han forjado una percepción negativa de ellos. Sin embargo, el rol ecológico que desempeñan los murciélagos en la naturaleza se traduce en importantes prestaciones de servicios ambientales.