Se plantea que las imágenes de resonancia magnética son útiles en el tratamiento del nevo melanocítico congénito y pueden ayudar a predecir los resultados neurológicos o impulsar la intervención neuroquirúrgica, según demostraron los resultados de un pequeño estudio multicéntrico presentado en el Congreso de la Society for Pediatric Dermatology 2021.
El estudio titulado «La mayor parte de los nevos congénitos se considera de bajo riesgo para las complicaciones cutáneas o sistémicas», fue realizado por Holly Neale, quien afirma «que un subgrupo de pacientes nacidos con nevos congénitos de mayor riesgo requiere vigilancia estrecha, pues algunas características de los nevos congénitos se han asociado con melanoma cutáneo, melanoma del sistema nervioso central, melanina en el cerebro o la columna vertebral e irregularidades estructurales en el cerebro o en la raquis.»
Del mismo modo, se afirma que resulta importante comprender cuáles nevos congénitos se consideran de mayor riesgo a fin de guiar las decisiones del tratamiento y asesoría.
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Según información publicada en https://espanol.medscape.com/, estudios previos han demostrado que nevos congénitos mayores de 20 cm, ubicación axial posterior y presentación de más de un nevo congénito pueden predecir anormalidades del sistema nervioso central, mientras que guías de expertos en el campo señalan que todo paciente pediátrico con más de un nevo congénito al nacer debe someterse a una resonancia magnética de detección.
Para abordar esta laguna de conocimiento, se realizaó una revisión retrospectiva de historias clínicas, en donde se pudo observar que de los 909 pacientes sujetos a detección, 46 cumplieron los criterios de inclusión distribuidos de manera uniforme entre hombres y mujeres.
La ubicación más frecuente del nevo más grande fue el tronco (en 41% de pacientes), y enseguida lesiones que abarcaban múltiples regiones. Más de un tercio de los pacientes tenían nevos gigantes (mayores de 40 cm).
De igual forma en esta investigación el hallazgo más común en el cerebro fue melanina (en ocho niños), y un paciente pediátrico con melanina cerebral también tuvo datos sugestivos de melanina en la columna dorsal, mientras que en las resonancias magnéticas de la columna fue filum adiposo (en cuatro niños).
La autora del estudio concluyó que la resonancia magnética es una herramienta útil cuando se utiliza en el contexto clínico apropiado para el manejo de nevos congénitos. «A medida que mayor número de pacientes se someta a estudios por imágenes, podremos descubrir más anomalías no relacionadas con la melanina», señaló.
De igual manera la investigadora reconoció algunas limitaciones del estudio, como la falta de un grupo de control sin nevo melanocítico congénito, el número pequeño de pacientes, la posibilidad de sesgo de derivación y su diseño retrospectivo.
Asimismo, la proximidad del período de estudio no permite el seguimiento crónico y la detección de desarrollo de melanoma u otros problemas en el futuro.