“No existe un verdadero programa de prevención de pie diabético”

Santo Domingo. – El pie diabético ha vuelto a la luz, a raíz de la denuncia de la doctora TAL de que faltan camas en una unidad el hospital Moscoso Puello para atender la cantidad de pacientes diabéticos con complicaciones.

Ya la Sociedad Dominicana de Diabetes y Nutrición opinó sobre el tema y observó que debe abordarse de forma integral el problema.

Ahora le toca el turno a una médica diabetóloga con toda una vida en capacitación para prevenir amputaciones de pie para los pacientes que hacen cronicidad.

La doctora Nalini Campillo, co-autora de guías mundial es en el tema y coordinadora del Departamento de Prevención de Pie Diabético del Hospital General Plaza de la Salud, analiza el problema.

Lo primero que observa es el tema de la prevención. “El problema real es que no existe un verdadero programa de prevención de pie diabético en el país”.

Agrega que “si no implementamos ese programa, tendremos una República Dominicana amputada próximamente”

Ve ahí el problema más que en las 10 unidades especializadas anunciadas por el director nacional de Salud, doctor Mario Lama.

Aboga por un buen programa de prevención que incluya zapatos ortopédicos, plantillas u órtesis desde que se diagnostica la diabetes.

“De qué nos sirve tener unidades de pie diabético llenas de pacientes ulcerados si lo que realmente debemos lograr es que no se produzca la ulceración. Sale más barato prevenir que curar”, amplia.

Entiende que debe terminar lo que considera el círculo vicioso de ulceración-sanación-re-ulceración.

Recuerda que el pie diabético sigue como una complicación importante no resueltas que afectan la calidad de vida de los pacientes y pueden provocar amputaciones o la muerte.

“Más de 6.5 millones de personas padecen de úlceras en todo el mundo”. Revela.

Puntualiza que las opciones de tratamiento incluyen factores de crecimiento, uso de colagenasa, agentes antibacterianos, inhibidores de proteasas”.

Sin embargo, aquí la queja. “Desafortunadamente aún no le quitamos el zapato al paciente en la consulta. El paciente tiene el derecho de pedir que le revisen sus pies desde que le diagnostican la diabetes. Si evitamos la úlcera, evitamos la amputación”.

Recomendó evaluar el nivel del riesgo de desarrollar una úlcera, como su sensibilidad, su marcha, deformidades en su anatomía, su circulación, su piel y las uñas.

“Todo desde que le quitas el zapato y anotarlo en su récord. Así se inicia una correcta evaluación de un pie que aún no se ha ulcerado”, agregó.

Señaló que, si hay ulceración y no sabemos manejar la úlcera a tiempo, según su origen fisiopatológico, por un equipo multidisciplinar, esa derivación tardía puede terminar no solo con la extremidad, sino con la vida del paciente.

“¿A cuáles pacientes ulcerados le evaluamos el grado desnutrición? Un grave problema que afecta negativamente en la calidad de vida y los resultados de los pacientes, lo que conlleva un aumento de la morbilidad, la duración de la estancia, la mortalidad y el gasto sanitario”, analizó.