Notas del doctor Héctor Read (I)

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Santo Domingo.-El doctor Héctor Read escribió unas interesantes notas autobiográficas que ilustran perfectamente la situación de la salud y los estudios de medicina al principio del siglo XX. Compartimos parte de esas notas:

“Preparé entonces una lista de libros para el estudio de la medicina, que pedía a la Librería Q. Berthier, de París, Francia. Cuando llegó el pedido, por colis-postal, vino acompañada de su factura y la casa hacía una rebaja, que abonaron a mi cuenta.

Era costumbre de los libreros de entonces. Me parece que era una buena propaganda la que ellos de este modo hacían.

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El Instituto Profesional admitía alumnos inscritos ó matriculados y alumnos libres.

Para matricularse se requería además del grado ó título de bachiller, y tener 18 años.

Los libres solo necesitaban el permiso verbal para oír las cátedras. Fui por eso, estudiante libre, al principio, por falta de edad.

Asistí sin embargo, con la mayor puntualidad, a las cátedras, como oyente. El año académico (1913-14) se abrió el primero de Octubre 1913. Para abrir un curso se necesitaban 3 matriculados por lo menos. Hubo el suficiente número.

El primer curso de la Facultad de Medicina se parecía al P.C.N. de la de París: Física-Química-Naturales (Zoología y Botánica Médica) y Anatomía.

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El Profesor Aristides Fiallo Cabaral, era el catedrático de física médica lo era el doctor Fernando A. Defilló y el de Botánica y Zoología Médica el doctor Rodolfo Coiscóu.

El doctor Ramón Báez explicaba la Anatomía Humana y Embriología del programa legal (1902). Nunca he vuelto a oír un catedrático de anatomía dar una cátedra, sobre osteología y micología, como el doctor Báez.

El doctor Coiscóu seguía su costumbre francesa y con él hicimos un recorrido de todas las plantas útiles en Medicina; sus nombres técnicos, partes empleadas, propiedades y medicamentos principales, del Códex Medicamentarius, entonces oficial en nuestras farmacias.

El doctor Báez había estudiado en Francia desde el bachillerato, y se había graduado allá. También el doctor Coiscou era graduado de París.

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La tradición francesa de nuestra medicina, venía sin dudas de años atrás, con el Dr. J.F. Alfonseca y otros.

El doctor Salvador B. Gautier, otro graduado de París, convirtió la Zoología Médica, en parasitología. En realidad creó una cátedra nueva entre nosotros.

Tenía amplios conocimientos: tengo para mí que fue el primero en descubrir al microscopio el hematozoario del paludismo de Laverán en nuestro país, entre otras cosas más.

Cuando el doctor F. A. Defilló inició su cátedra de química, también hizo una materia nueva de la química biológica.

A la sazón era director, creador, del Laboratorio Municipal de Santo Domingo y nos ofreció el laboratorio, para los que desearan practicar esta ciencia.

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Aceptamos gustosos y todos visitamos su laboratorio, algunos con mayor interés, nosotros entre ellos. Al decir nosotros quiero recordar a R. Ernesto Valverde, Amadeo Báez (empleado y estudiante) Gontrán Landais, Enrique Martí, Ml. Emilio Sánchez Reyes que fuimos desde el principio, los más asiduos.

El ayudante principal era G. Marten Ellis, que ya estaba preparando su tesis y se disponía a ejercer la profesión libremente.

Aunque el laboratorio se ocupaba fundamentalmente de análisis bromatologicos, allí se practicaban también análisis clínicos (orina, sangre, heces, etc.).

Trabajar al lado del doctor Defilló era un encanto placentero. El Laboratorio Municipal estaba instalado en un ala alta de la Casa San Pedro, en la calle de las Mercedes.

En el mismo edificio estaba la sala capitular y las oficinas del síndico y el secretario. Además estaba arrimada la biblioteca,(arruinada).

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En los bajos estaban la Policía Municipal y la Tesorería del Ayuntamiento (también la preventiva).

El Palacio Consistorial, un edificio histórico al lado Oeste de la Plaza de Colón, estaba siendo reconstruido para ese año 1913.- Tardó mucho la terminación de las obras municipales.

Pocos meses después de ingresar al Laboratorio Municipal de la Ciudad de Santo Domingo, algunos de nosotros, pienso en Rafael Ernesto Valverde G., ya dominábamos los métodos corrientes de análisis de leche, que se hacían diariamente”.

Por el doctor Herbert Stern, medico oftalmólogo, académico correspondiente extranjero de la Real Academia Nacional de Medicina de España. Colaborador de la Academia Dominicana de la Historia, miembro de la Academia Dominicana de la Medicina, de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y de la Sociedad Dominicana de la Oftalmología.

resumendesalud@gmail.com