Novedades en estudios de autismo avanzado

Exámenes especializados como la resonancia magnética, están dando cuenta de poco desarrollo e insuficiencia de algunas retículas del cerebro de jóvenes con trastorno del espectro autista (TEA) muy avanzado.

Según detalla el portal Medimaging.es, “investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA; EUA), estudiaron las bases neurobiológicas de los TEA, utilizando imágenes obtenidas con resonancia magnética funcional (fRM) evaluar el flujo sanguíneo del cerebro (CBF) durante el descanso y la conectividad funcional (FC) de las redes intrínsecas del cerebro.

La investigación se desarrolló con 17 jóvenes con TEA y 22 niños similares, pero con desarrollo normal. Los grupos fueron ajustados por edades de 7 a 17 años, por género y por puntuaciones del coeficiente intelectual.”

Utilizando la herramienta de perfusión seudo-continua con marcado del giro arterial (ASL) y con supresión del fondo que ofrece la RM , “Los investigadores también refinaron, para este estudio, una tecnología existente que permite evaluar qué tan bien interconectadas funcionalmente están ciertas áreas separadas del cerebro. Ambas técnicas son no invasivas y no requieren de inyecciones de trazadores radiactivos”

Los resultados mostraron un patrón alterado de la perfusión en reposo para los niños con TEA, incluyendo hipoperfusión e hiperperfusión frontotemporales, en la corteza cingulada dorsal anterior, además se encontraron un aumento de la FC local en el módulo anterior de la red en modo automático (DMN), acompañado de una disminución de la CBF de la misma zona. También se observó la reducción de la FC de largo alcance entre los módulos anterior y posterior de la DMN en los niños con TEA.

Estas variaciones se asociaron con mayores deficiencias sociales, según la evaluación con la puntuación de la escala de sensibilidad social, en la que se demostró que “el cerebro controla la mayor parte de nuestro comportamiento y los cambios en la forma como las diferentes áreas del cerebro trabajan y se comunican entre sí, pueden alterar este comportamiento y dar lugar a deficiencias asociadas con los trastornos mentales”, dijo Kay Jann, PhD, investigador postdoctoral del departamento de neurología de la UCLA.

“Cuando se hacen coincidir los cambios fisiológicos del cerebro con el deterioro del comportamiento, se pueden comenzar a entender los mecanismos biológicos de esta enfermedad, lo cual puede ayudar a mejorar su diagnóstico y, con el tiempo, su tratamiento”.