Es común relacionar el décimo mes del año con la lucha contra el cáncer de mama. Sin embargo; la artritis reumatoide (AR) es una enfermedad crónica, de causa desconocida y autoinmune, que se conmemora el 12 de octubre y también se celebra durante todo el mes.
Cuando una persona padece de artritis reumatoide, hay ciertas células del sistema inmunológico que no funcionan correctamente y atacan tejidos sanos. Entre sus principales síntomas se encuentran dolor, inflamación, rigidez y pérdida de la función de las articulaciones.
Es muy común que la manifestación de la enfermedad ocurra en las articulaciones de las manos; sin embargo, la artritis puede generar una destrucción progresiva de las áreas afectadas y distintos grados de deformidad e incapacidad funcional. En ocasiones, puede tener manifestaciones extra articulares afectando otros órganos y sistemas como ojos, pulmones, corazón y vasos sanguíneos, entre otros.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la artritis reumatoide es una enfermedad que afecta aproximadamente a 40 millones de personas en el mundo, de las cuales, dos de cada tres pacientes son mujeres y usualmente se presenta entre los 35 y 60 años.
Aunque esta enfermedad no tiene cura, existen tratamientos que permiten, cada vez más, un mayor control al minimizar los síntomas, detener su progresión y evitar el funcionamiento deficiente de las articulaciones para que no haya un daño permanente. Entre ellos destacan:
Las terapias modificadoras de la enfermedad: las cuales hacen que sus efectos, a largo plazo, sean menores. Ofrecen un alto grado de alivio de los síntomas a los pacientes, quienes pueden realizar sus actividades diarias de forma normal o casi normal.
Los medicamentos para el dolor e inflamación a corto plazo (antiinflamatorios no esteroideos conocidos como AINEs): disminuyen la hinchazón y sobrellevan el dolor diario, pero no modifican la evolución de la enfermedad.
Un factor que juega un papel determinante en el cuidado de los pacientes con artritis reumatoide es la alimentación adecuada ya que permite disminuir los síntomas de la enfermedad. Además, evita el sobrepeso y mejora los trastornos inflamatorios asociados al hueso y a las articulaciones.
Entre las recomendaciones generales está la ingesta de verduras y frutas, así como suficientes cereales combinados con leguminosas y pocos alimentos de origen animal; alimentos ricos en antioxidantes y antiinflamatorios como legumbres, granos integrales, ajo, zanahorias, limón y mango; así como algunos suplementos ricos en aceites y omega 3 y 6, como el aguacate y salmón.
La artritis reumatoide también puede acompañarse de afectaciones en la piel o el cuero cabelludo. Por ende, se les recomienda a los pacientes evitar el lavado excesivo de manos. Hidratarlas en caso de lavado, usar protección solar (mayor a 30 UVA-UVB) a diario y resistente al agua, así como usar ropa que protejan del sol. Disminuir el uso de tintes y fijadores irritantes y mantener una buena higiene general.
El tiempo de consulta con el reumatólogo es vital en el tratamiento de esta enfermedad, debe ser multidisciplinario, para obtener un mejor control de la misma.
La artritis reumatoide es una de las más de 100 enfermedades reumáticas que existen en el mundo; otras son la tendinitis o el lupus eritematoso generalizado.