Santo Domingo.- Él pensaba que tenía una vida perfecta: buen trabajo, deudas pagables, salud, una novia adorable. Tenían cinco años de relación estable y la idea era casarse. Sin embargo, el mundo se le vino abajo cuando de la nada su novia le pidió tiempo, “que no estaba segura si quería continuar la relación”. La vida te puede cambiar de un minuto a otro. Esta crisis lo hizo buscar apoyo psicológico. Por eso lo conocí.
Prejuicios, estigmas, desconocimiento han marcado la frase “ir al psicólogo” y aún miles de personas sufren por ello y en consecuencia actúan desde frases como. “yo soy fuerte” “¿ir al psicólogo por eso, no ombe! ¿Yo no estoy loco (a)” … y saben qué? desde mi experiencia les digo que son las personas que más sufren, tanto así que comienzan a somatizar porque su cuerpo les lleva la cuenta; les pasa factura porque las emociones no dichas, enferman.
Algunas personas que dicen que no van a psicología que son fuertes y que, por el contrario, “yo soy como un psicólogo para mis cercanos porque escuchan a todo el mundo y le digo qué hacer” pero esto no significa que esta persona “fuerte e invulnerable” no tenga problemas. El mismo hecho de creerse invulnerable y “poder con todo” un día le hará sentir un agotamiento total y también necesitará ir a terapia. Esto lo afirmo con la certeza que me da haber escuchado este tipo de historias en sesiones terapéuticas.
No hay que estar diagnosticado con una enfermedad de salud mental para ir a sesiones terapéuticas: a veces hay que trabajar autoestima, amor propio, inseguridades; también hay situaciones en la vida en la que necesitamos una segunda o tercera opinión sobre un tema pero que esta opinión no venga de partes interesadas; a veces hay que ir a psicología porque procrastinas mucho y debes trabajar estructuras, a veces un duelo por la pérdida de un trabajo que amabas o por la muerte trágica de un amigo o amiga.
La psicología es una ciencia que nació en 1879 cuando el alemán Wilhelm Wundt fundó el primer laboratorio de psicología experimental en Leipzig, Alemania.
En la vida de un ser humano se puede presentar un momento donde se manifieste una crisis puntual: crisis de la pubertad y adolescencia o crisis porque entraste a la tercera edad; crisis por una separación (que puede ser traumática); por una enfermedad tuya o de un familiar, por un fracaso económico.
Desde la terapia, el profesional, escucha -sin juzgar- y apoyado en una serie de técnicas acompaña a su consultante o paciente en la hermosa y desafiante aventura de reconocer y curar su dolor emocional.
Por: Itania María, psicóloga clínica y terapeuta familiar y de pareja
