Rafael Onofre Marmolejos

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En el siguiente texto el oftalmólogo y experto en historia de la medicina dominicana, resumen la vida profesional de su colega el doctor Onofre Marmolejos.

A continuación texto integro:

Uno de los personajes más interesantes de nuestra historia médica. Nació en Santiago en julio del 1904. Realizó estudios de magisterio, por lo que era maestro y luego de medicina en la Universidad de Santo Domingo, en donde finalizó sus estudios de licenciado en medicina y cirugía, ingresó en la Universidad de Santo Domingo, en 1939 como profesor de anatomía en la facultad de medicina.

También fue profesor de la facultad de filosofía. Durante sus estudios de medicina, fue profesor de la Escuela Normal de Ciudad Trujillo, junto a un grupo de los más brillantes maestros dominicanos, como Patín Maceo, Andrés Avelino, Rogelio Lamarche, Luis Mena, Tulio Ravelo, Elvira viuda Llovet, Amalia Aybar y Virginia Dubreil.

Siempre fue un crítico de Trujillo y su régimen, y en el 1949, el tirano ordenó acciones en su contra, por lo que en el mes de mayo, un camión casi lo atropella, pero salió solo con el susto. El doctor Marmolejos era un hombre alto y obeso, de una inteligencia prodigiosa, culto y ávido lector.

El doctor Zaglul refería que leía 10 horas diarias. En junio de ese mismo año, fue cancelado de la universidad y llevado a la cárcel en la Torre del Homenaje en la Fortaleza Ozama, en donde estuvo 18 días, y padeció vejámenes físicos y los continuos interrogatorios de Federico Fiallo, Rafael Espaillat y Osvaldo Perdomo, de acuerdo a unas declaraciones que el doctor Marmolejos ofreció al periódico la nación en el 1962.

Decía que “como persona pacífica y democrática no podía estar de acuerdo con Trujillo”. En esa entrevista agregó “a Trujiillo debería hacerle una estatua como el hombre más malo del mundo”. Decía además que “el 30 de mayo del 1961, me saqué el premio mayor de la lotería, por lo que estoy contento y tranquilo”.

En octubre del 1951, se trasladó a Villa Mella, en un exilio que le permitía estar seguro y en calma relativa, ya que era seguido continuamente por los “caliés”, y el servicio de vigilancia de la tiranía. Allí pasó de ser un gran maestro, a ser médico del pueblo. En un artículo que escribió sobre él, el doctor Antonio Zaglul, describía su extraordinaria cultura, su conocimiento casi perfecto del Inglés, y que era capaz de recitar largos trozos de las obras de Shakespeare. Desde luego el exilio, la pobreza y la marginación en que vivía, le hicieron un soñador, y se sentía un personaje del Quijote. Conocía los clásicos españoles con una extraordinaria profundidad, al punto de escribir una serie de artículos sobre El Quijote, y escribir ocho dramas para teatro.

El doctor Antonio Zagul escribió: “Jamás habla sobre medicina, aunque la estudia como en su época de estudiante. Sigue siendo el gran teórico de la medicina dominicana, y “por primera vez la práctica para comer”. Estas eran sus palabras textuales. Pierde una pierna por la diabetes que avanza, pero no pierde el humor. “Trujillo convirtió a un hombre genial en un médico de aldea”; era una de sus frases favoritas. Cuando más se acercaba a la muerte, más amaba a España. Su último y gran sueño era recorrer el camino del Quijote, que en su mente recorrió miles de veces”.

Falleció en Villa Mella hacia el 1970, víctima de la diabetes que le fue minando poco a poco. Villa Mella lo reconoció como un hombre de bien, y así en el 1963, un club deportivo y cultural recibió su nombre en aquella localidad. En el 1973, el doctor Joaquín Balaguer, en atención a “la manera humanitaria y desinteresada con que ejerció su profesión de médico” designó con su nombre la policlínica del distrito municipal de Villa Mella.

Por el doctor Herbert Stern