NUEVA ORLEANS. La metformina puede ejercer un efecto protector a largo plazo contra enfermedades neurodegenerativas como la de Alzheimer y la de Parkinson, refiere una nueva investigación.
Según el portal http://espanol.medscape.com/, los hallazgos del estudio longitudinal retrospectivo de registros médicos electrónicos de Veterans Affairs fueron presentados el 11 de junio en el congreso anual de la American Diabetes Association 2016 por Quian Shi, una estudiante de doctorado en la Universidad Tulane, en Nueva Orleans Louisiana.
La investigadora Shi dijo a Medscape: «Hallamos una reducción importante de las enfermedades neurodegenerativas con la administración de metformina durante más de dos años. La metformina puede ser neuroprotectora».
Los resultados fueron consistentes aun después que los investigadores hicieron el ajuste con respecto a función renal, nefropatía crónica y otros medicamentos antidiabéticos.
No está claro el mecanismo, pero se sabe que la metformina cruza la barrera hematoencefálica, señaló.
En tanto que el doctor Lawrence S. Phillips, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de la Universidad Emory en Atlanta, Georgia, «La metformina ejerce efectos pleiótropicos y su estudio es de gran interés por múltiples razones».
Añadió que hubo un simposio en el congreso de la ADA 2016 dedicado sólo a los hallazgos emergentes en relación con la metformina, incluidas sus posibles aplicaciones como agente preventivo para el cáncer y la cardiopatía.
Sin embargo, advirtió que aun cuando los investigadores efectuaron el ajuste con respecto a la función renal y otros posibles factores de confusión, «el aspecto difícil en todos estos análisis epidemiológicos es descartar la confusión por la indicación.
La investigadora Shi dijo que datos previos sobre la metformina y las enfermedades neurodegenerativas han sido contradictorios. Si bien dos estudios demográficos previos presentaron hallazgos de que el tratamiento a largo plazo con metformina puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo, otros datos indicaron que el deterioro cognitivo fue peor en los pacientes que tomaban metformina, posiblemente debido a deficiencia de vitamina B12. Y el uso a largo plazo del fármaco se relacionó con un incremento leve del riesgo de enfermedad de Alzheimer en otro estudio.
De los 150 mil 435 que cumplieron estos criterios, 41 mil 696 fueron excluidos por diversos factores de confusión, tales como neuropatía, deficiencia de vitamina B12, diagnóstico previo de enfermedades neurodegenerativas, deterioro cognitiva o efectos tardíos de accidentes cerebrovasculares, cáncer o nefropatía en etapa terminal. Se excluyó también a los pacientes que tomaron insulina durante menos de dos tercios del periodo de estudio.
La muestra final del estudio incluyó 6046 pacientes (más del 90% del género masculino) con una media de edad de 63 años. Se les efectuó seguimiento durante una mediana de 5,25 años.
Además de la función renal y otros medicamentos antidiabéticos, la investigadora Shi y sus colaboradores también efectuaron el ajuste con respecto a edad, género, raza, antecedente de uso de tabaco, obesidad y antecedente de otras complicaciones y trastornos concomitantes al inicio del estudio.
La incidencia ajustada de presentación de una o más enfermedades neurodegenerativas por 100 años/persona fue de 2,08 para los que nunca utilizaron metformina, de 2,47 para los que utilizaron metformina durante menos de 1 año, de 1,61 con uso durante menos de 2 años, de 1,30 para uso de 2 a 4 años y 0,49 para uso de 4 o más años.
La relación protectora entre la metformina y las enfermedades neurodegenerativas fue estadísticamente significativa solo después de 2 años.
En comparación con no usar metformina, los hazard ratios para el tratamiento con metformina durante 2 a 4 años para todas las enfermedades neurodegenerativas combinadas fueron de 0,623 y de 0,216 para 4 o más años de tratamiento.
Los hallazgos también fueron significativos específicamente para la demencia (0,567 para uso de 2 a 4 años y 0,252 para uso de 4 o más años) y para las enfermedades de Parkinson y de Alzheimer solo después de los 4 años (0,038 y 0,229, respectivamente).
«Ocurrieron reducciones similares en el riesgo de demencia y en la enfermedad de Parkinson pero no se reprodujeron para otros subtipos de enfermedades, muy probablemente debido al número limitado de episodios», explicó la investigadora.
La investigadora Shi no tiene conflictos de interés económicos pertinentes que declarar. El Dr. Phillips ha prestado sus servicios en las juntas de asesores científicos de Boehringer Ingelheim y Janssen y tiene o ha recibido apoyo para investigación de Merck, Amylin, Eli Lilly, Novo Nordisk, Sanofi, PhaseBio, Roche, Abbvie, Vascular Pharmaceuticals y la Fundación para la Fibrosis Quística.