Los medicamentos antihipertensivos no sólo afectan a la presión arterial sino que también influyen en los trastornos del estado de ánimo, como la depresión y el trastorno bipolar.
En concreto, cuatro medicamentos para la hipertensión comúnmente recetados pueden afectar a estos problemas del estado de ánimo, según un nuevo estudio que se publica en la revista de la Asociación Americana del Corazón ‘Hypertension’.
Los antagonistas del calcio y los bloqueadores beta podrían estar asociados con un mayor riesgo de enfermedades del estado de ánimo, mientras que los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y los bloqueadores del receptor de angiotensina parecen disminuir el riesgo de trastornos del estado de ánimo. Los diuréticos tiazídicos no parecen afectar al riesgo de problemas del estado de ánimo.
«La salud mental está poco reconocida en la práctica clínica de la hipertensión y el posible impacto de los fármacos antihipertensivos sobre la salud mental es un área que los médicos deben tener en cuenta y considerar si el tratamiento de la hipertensión arterial está teniendo un impacto negativo en la salud mental de su paciente», afirma el autor del estudio, Sandosh Padmanabhan, profesor en el Instituto de Ciencias Cardiovasculares y Medicina de la Universidad de Glasgow, en Glasgow, Reino Unido.
Los investigadores recogieron datos de 525.046 pacientes, con edades de entre 40 a 80 años, de dos grandes hospitales escoceses de atención secundaria. Seleccionaron 144.066 pacientes que reciben tratamiento para la hipertensión, bien con antagonistas de la angiotensina, bloqueadores beta, antagonistas del calcio o diuréticos tiazídicos, y los compararon con grupo de 111.936 pacientes que no toman ninguno de estos fármacos.
Los pacientes tratados con betabloqueantes y antagonistas del calcio presentaban dos veces más riesgo de ingreso hospitalario para el trastorno del estado de ánimo, en comparación con los tratados con antagonistas de la angiotensina (inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina o bloqueadores de los receptores de la angiotensina).
Los pacientes tratados con antagonistas de la angiotensina tenían el menor riesgo de hospitalización con trastornos de humor en comparación con los pacientes tratados con otros medicamentos para la presión arterial y las personas que no seguían ningún tratamiento antihipertensivo.
Los pacientes que tomaban diuréticos tiazídicos mostraron el mismo riesgo para los trastornos del estado de ánimo que quienes no tomaban medicamentos antihipertensivos. La presencia de problemas médicos coexistentes eleva el riesgo de trastornos del estado de ánimo.
Estos hallazgos sugieren que los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y los bloqueadores del receptor de angiotensina que se utilizan para tratar la hipertensión pueden ser útiles como tratamientos «reutilizados» para los nuevos trastornos afectivos, según Padmanabhan.