Uno de los principales desafíos que tienen los gobiernos de los países en desarrollo es garantizar el acceso a servicios de salud de calidad, y esto no solo se refiere a la atención médica de sus habitantes, sino también a que puedan recibir un tratamiento terapéutico oportuno para tratar una condición médica.
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Ambos cometidos quedan limitados, sin embargo, por los presupuestos públicos, sobre todo en el caso de países con bajos ingresos, y afecta especialmente a la población más vulnerable con menos capacidad de cubrirse por si mismos los tratamientos médicos.
Para cualquier dominicano de clase media, el diagnóstico de una enfermedad crónica que requiere de una larga atención médica, como las oncológicas o las autoinmunes, entre otras, implica un cambio en el estilo de vida y, sobre todo, una significativa presión en el presupuesto familiar.
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Para aquellos pacientes de estratos socio-económicos más bajos, el acceso al tratamiento puede hacer la diferencia en su calidad de vida. Dado que su presupuesto familiar es sumamente limitado, dependen mayormente de los aportes del sector público para poder recibir la debida atención médica, un sector público que también tiene condicionantes presupuestarios para poder atender todas las necesidades que se le presentan. Por lo tanto, la repercusión negativa para la salud de estos grupos de población suele ser importante.
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Es por ello que el desarrollo de la ciencia y la tecnología ha venido a contribuir aportando opciones menos costosas para tratamientos complejos cuya disponibilidad puede salvar la vida de las personas.
Como ejemplo son los medicamentos biosimilares, los cuales se encuentran actualmente en proceso de introducción en el mercado dominicano y cuyo uso ha crecido a nivel mundial en un 33% entre 2015 y 2017 según datos dados a conocer en el evento anual del sector de medicamentos biológicos, la Feria BIO (Biotechnology Innovation Organization) International Convention, realizada en Boston, Estados Unidos, en junio pasado.
Los biosimilares son obtenidos por procesos biotecnológicos a través de organismos vivos o de sus tejidos. Mediante pruebas analíticas vanguardistas se confirma la similaridad de los medicamentos biosimilares respecto a los medicamentos de referencia en términos de calidad, eficacia y seguridad. Finalmente, esto se confirma a través de ensayos clínicos.
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Los medicamentos biosimilares han sido autorizados para el tratamiento de enfermedades graves como el cáncer de mama, de colon y linfomas, o de largo tratamiento como la diabetes, en los países más regulados del mundo. Los usan en la Unión Europea, Estados Unidos, Australia y Corea del Sur, entre otros.
También han sido autorizados en países de la región como Argentina, Paraguay, Brasil, México, Colombia y Ecuador, convirtiéndose en una opción terapéutica de calidad, que además puede contribuir a reducir el gasto sanitario al llegar a ser hasta un 40% más baratos respecto a sus medicamentos de referencia. De esta forma, cabe ampliar el acceso de más pacientes a tratamientos médicos.
Se trata de innovación que, por lo tanto, también acude en auxilio de los gobiernos que, como el de República Dominicana, con acceso limitado a recursos, necesita reducir los gastos del sistema de salud pública nacional y brindar a más personas, o a personas que no los tienen, tratamientos de la más alta calidad, eficaces y seguros para sus enfermedades.
mAbxience es una compañía biotecnológica internacional establecida en España en 2009, especializada en I+D, fabricación y comercialización de fármacos biosimilares, especialmente anticuerpos monoclonales, para el tratamiento y prevención de diversas enfermedades en diferentes áreas terapéuticas.